La entrega de los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), no siempre cae como una buena noticia de fin de año para algunas familias.

Puede que existan casos donde el resultados no es el esperado lo que genera, por cierto, postergaciones al plan de vida.

Marlene Muñoz, psicóloga educacional del Colegio Pumahue de Huechuraba, llamó a tomar este tipo de situaciones con tranquilidad ya que “es fundamental proyectar un plan de acción”.

En esta línea la profesional apuntó que para afrontar un bajo puntaje en la PSU, es necesario “alejarse de comentarios negativos o personas críticas”.

Asimismo, Muñoz explicó que lo recomendable es “acompañarse de quienes apoyen, que tal vez hayan vivido procesos similares y que puedan aportar desde una mirada constructiva”.

Otro de los consejos que entregó la psicóloga es “relajarse de manera sana, ya que se necesita claridad para pensar en la proyección de 2018”.

Para realizar este proceso, es necesario realizar un análisis respecto a los puntos que propiciaron el mal resultado y definir el problema.

“Este examen de conciencia siempre será un buen ejercicio para un posterior desempeño laboral”, apuntó la especialista.

Concluída la identificación de las deficiencias, aconsejó la necesidad de generar una estrategia para subsanarla.

“Es importante tener en cuenta que el significado que cada estudiante le atribuye a la PSU y el ingreso a la educación superior, transitan por temas de autoestima, valoración del entorno, juicios sobre sí mismos, por lo que es importante puntualizar dónde estuvo el error que no permitió cumplir con las expectativas”, precisó Marlene Muñoz.

Plan B

Lo importante, luego de la reflexión, precisó la profesional, es poner en marcha un “plan B” que sea “realista” y que vaya aparejado con la vocación de cada persona.

“Promover una mentalidad exploradora, que no sea respuesta a la frustración, sino fruto de un análisis que incluya distintas variables como: empleabilidad, acreditación, condiciones de renta”, enumeró.

Segunda oportunidad

No son pocos los casos en que, producto de un mal resultado o uno insuficiente para las expectativas, el estudiante decide postergar el ingreso a la educación superior.

En este escenario, la psicóloga aconsejó “no caer en el sedentarismo y generar un horario que contemple horas destinadas al estudio, deporte, ocio. Se puede optar por un trabajo a tiempo parcial, realizar algún voluntariado, aprender idiomas, armar un proyecto de emprendimiento, todo ello en forma paralela a la preparación para la prueba”.

Finalmente, y para aquellos que, a pesar de todo lo anterior, desean perseguir una carrera profesional, Marlene Muñoz dijo que “existen muchas alternativas académicas y técnico profesionales, desde donde siempre se obtendrán aprendizajes para la vida”.