El Centro de Estudios Públicos (CEP) salió a explicar y a defenderse de las críticas que han sido objeto por la amplia diferencia de las cifras presentadas por la Encuesta CEP y los resultados de las elecciones presidenciales del domingo.

En concreto, los principales cuestionamientos apuntan a que sobreestimó la votación de Sebastián Piñera y subestimó las de Beatriz Sánchez y de José Antonio Kast.

A través de un comunicado, se justificaron diciendo que la encuesta es una “fotografía del momento” y que la última encuesta se realizó entre el 22 de septiembre y el 16 de octubre de 2017. “Es decir, el trabajo de campo terminó un mes antes de la elección. Por lo tanto, no alcanzó a capturar la parte más intensa de la campaña que incluyó la franja televisiva”, sostuvieron.

En ese sentido, aseguran que durante ese lapso, en un escenario político líquido, las preferencias de los votantes pueden haber cambiado. La propia encuesta CEP muestra que la “carga” política o ideológica de los votantes es débil y, por tanto, hay espacio para que fluyan los votos entre distintos sectores con mucha más facilidad que en momentos donde las identificaciones políticas son mucho más fuertes.

En tanto, apuntan a que “el orden obtenido por los candidatos principales fue acertado. A grandes rasgos, la encuesta estuvo en línea con el desarrollo político que intentó capturar. Esto es distinto a lo que pasó con las encuestas en el resto del mundo, pues éstas erraron en el orden, es decir, dieron por ganador permanecer en el caso del Brexit, o que ganaba el Si en el caso de la consulta en Colombia”.

Asimismo, descartaron que las diferencias entre las votaciones efectivas y las proporciones informadas por la encuesta CEP obedezcan a una particular intencionalidad: “(Ello) desconoce la transparencia con la que ésta se lleva a cabo y los controles que se aplican en su elaboración”, aseguran.

Metodología de la CEP

Para la selección de la muestra se establecen estratos por regiones y zonas (urbana y rural). En cada uno de ellos se sortean aleatoriamente manzanas en proporción a la población que existe en cada uno de esos estratos.

La selección de esas manzanas la realiza una organización externa al CEP. Luego, en cada una de esas manzanas se seleccionan hogares y al interior de cada uno de ellos personas y se les aplica el cuestionario.

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Este trabajo en terreno es elaborado por otra organización externa (Cadem, también cuestionada tras las elecciones) y entrega una base de datos cuya calidad es chequeada por la primera de estas organizaciones. También supervisa que el trabajo en terreno se haya hecho correctamente”, explican.

“Los resultados son dados a conocer apenas se recibe y se procesa esa base de datos. Pocos días después se sube la base de datos a la que pueden acceder todas las personas e instituciones que quieran”, agregaron.

Muestreo con pre-censo 2016

El CEP también apuntó a que los errores podrían estar radicados en que “todas las encuestas utilizan los mismos marcos muestrales (mapas del pre-censo 2016 y proyecciones de población del INE). Es posible que existan problemas en esta área y no podremos saberlo mientras no se publiquen los datos del último Censo”, dijeron.

Por otra parte, también enfrentaron los cuestionamientos respecto a que sus sondeos influyen en las preferencias de los votantes. “La mayor parte de la evidencia en esta materia sugiere que los resultados de las encuestas no son determinantes en los comportamientos electorales de los votantes. Por tanto, atribuirle a una encuesta específica capacidad de moldear los resultados de una elección es un error importante“, aseguraron.

“Con todo, tenemos claro que hay que hacer una revisión profunda de las encuestas para descubrir por qué pueden no estar captando adecuadamente lo que están opinando las personas en materia política”, admitieron al finalizar.