Tras un discurso de Michelle Bachelet, en el Palacio de La Moneda, se conmemoró este martes el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes. Lo anterior, luego de la polémica generada en su último encuentro, cuando representantes evangélicos criticaron duramente la agenda valórica de la Presidenta en medio de la celebración de su Te Deum.

El acto contó además con la presencia de los candidatos presidenciales Alejandro Guillier y Marco Enríquez Ominami -a pesar de que todos ellos fueron invitados-, con el presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolsmetch, y ministros de Gobierno.

Cabe recordar que este día fue establecido como feriado en 2008, durante el primer Gobierno de la mandataria.

En la ocasión, Michelle Bachelet destacó el hito histórico, político y social que significó la Reforma Protestante iniciada por Martín Lutero hace 500 años.

Además, destacó la presencia de evangélicos en distintos estamentos de la sociedad, asegurando que Chile es un país diverso donde se respetan las distintas corrientes de pensamientos filosóficas.

La Mandataria valoró que este credo “va más allá de ser la manifestación de la fe de una amplia parte de nuestras familias. Ellas, dentro de cada uno de los distintos templos, construyen un espacio de comunidad, de valores comunes, de apoyo y de anhelos de bien para nuestra tierra. Es eso lo que reconocemos y celebramos una vez más hoy”.

Proyectos de Michelle Bachelet a favor de la religiosidad

Además de este feriado, se suma la creación de la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos (ONAR) en el año 2007, dependiente del Ministerio Secretaría General de la Presidencia; el Proyecto de Recuperación del Patio de los Disidentes en el Cementerio General de Santiago, como reconocimiento a los aportes del protestantismo evangélico en la formación del Estado, que data de enero de 2010; y la ordenanza de febrero de 2015 del Ministerio de Vivienda y Urbanismo para regularizar la ocupación por parte de las Iglesias Evangélicas de inmuebles de propiedad de los Serviu, transfiriéndose gratuitamente a los ocupantes, siempre que los bienes cedidos sean destinados a servicios comunitarios, como es el caso de los templos evangélicos.