Luego que el fiscal oriente Manuel Guerra criticara los 10 días que demoró la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) en hacer la acusación por supuesto espionaje a su presidente, Hermann von Mühlenbrock, y a su vicepresidente -también directivo de Carozzi-, José Juan Llugany, el gremio respondió a través de un comunicado que decidieron esperar para chequear lo sucedido y no generar alarma pública.

A esas críticas también se sumaron los cuestionamientos del fiscal de la Unidad de Delitos Económicos de Las Condes, Roberto Contreras, quien señaló que “efectivamente dificulta la labor investigativa el hecho que la denuncia se haga en determinadas investigaciones de manera tardía”.

Por lo mismo, la Sofofa recalcó que apenas tuvieron conocimiento de lo sucedido en las oficinas de Carozzi, encargaron a la empresa Profasis la revisión completa de sus oficinas y equipos de comunicación.

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“En el contexto de un proceso eleccionario nos pareció prudente confirmar cualquier sospecha y, de haber algún hallazgo, tener el respaldo especializado acerca de su naturaleza, para acudir a los órganos públicos competentes. Estimamos en su momento, y seguimos pensando, que no era responsable causar alarma pública antes de tener, al menos, la certeza de si los equipos encontrados en Sofofa estaban o no operativos”, explicaron mediante una declaración pública.

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Por lo mismo, dijeron que “se esperó recibir el informe de Profacis, tras lo cual se tomó la decisión de hacer de inmediato la denuncia, la que fue comunicada al Comité Ejecutivo, quien la respaldó con la finalidad de investigar, esclarecer estos hechos y determinar a sus responsables. Todo en el lapso de una semana, que es un plazo absolutamente adecuado en relación a la seriedad y gravedad del tema.”