La Corte de Apelaciones de Valparaíso ratificó las condenas de presidio efectivo para Natalia Guerra y Pablo Undurraga, principales en el caso de la Secta de Colliguay, por lo que deberán cumplir sus castigos en la cárcel y no en libertad como esperaba la defensa.

La decisión fue dada a conocer en la Tercera Sala del Tribunal de Alzada, donde fue confirmada la sentencia dictada por el tribunal de garantía de Quilpué el 6 de marzo, por lo que Natalia Guerra, madre del lactante asesinado y Pablo Undurraga, mano derecha del líder del grupo, fueron destinados a cinco años de presidio efectivo, mientras que su defensa solicitaba libertad vigilada intensiva.

En tal sentido, la Corte dio pleno mérito a la pericia presentada por la Fiscalía, realizada por el médico psiquiatra Otto Dörr, quien descartó que los acusados hubieren realizado el crimen del lactante bajo un estado de locura o demencia, ni siquiera disminuida, como sostuvieron las defensas.

Según la información proporcionada, la Corte hizo suyo el planteamiento del perito de la Fiscalía, para quien el modo de actuar y los móviles de Ramón Castillo, no eran compatibles con una sicosis, sino con una personalidad psicopática narcisista, que podría haber ejercido una poderosa influencia en sus seguidores, sin perjuicio de las alucinaciones y alteraciones de conciencia que él mismo y sus seguidores pudieron efectivamente haber sufrido por el voluntario consumo de drogas, reconocido por ellos en la causa.