Como el inicio de un proceso calificó el ministro de Hacienda -Rodrigo Valdés- al presupuesto 2017, el cual es mucho más austero que los anteriores y que era esperado con preocupación por algunos sectores tras el aumento de un 2,7% en el gasto público del año pasado.

Según el secretario de Estado la configuración del financiamiento para los próximos 12 meses responde a la necesidad de contar con gastos y metas más razonables, debido a la actual desaceleración económica y el fin de los precios altos del cobre.

Con ese escenario, no visto desde hace años, la negociación dentro del Ejecutivo sobre qué ministerios priorizar ha sido ardua, especialmente considerando la gran cantidad de reformas prometidas al inicio del mandato, lo cual obligó a distribuir el dinero especialmente en Educación y pensiones.

Ante las críticas surgidas por el bajo gasto público, Valdés indicó que es muy riesgoso realizar una estrategia contraria ya que podría provocar un aumento en las tasas de interés. Pero también la elección realizada tiene como propósito “mantener la palabra” en lo que se anunció y así generar confianza, aseguró a El Mercurio.

Prudencia que igualmente se manifiesta al ser consultado por la forma en que se pretende financiar las pensiones, tema donde descartó completamente la utilización de los fondos de reserva ya que estos no son ingresos, solo activos que posee el país lo cual no sería sostenible en el tiempo.

Otro tema fiscal que causa controversia es la Ley Reservada del Cobre, la cual financia a las Fuerzas Armadas, y de cuya modificación el encargado de Hacienda aseguró que abordarán en su momento.

Ante el riesgo de populismo que varios sectores denuncian, Valdés se mostró cauto e indicó que si bien la amenaza está presente -con mucha más intensidad en sectores que manejan presupuestos- el fenómeno es una respuesta a la crisis financiera de 2008.