Ante la serie de cuestionamientos que ha despertado la reforma educacional, la presidenta Michelle Bachelet defendió los cambios que el Gobierno está impulsando en educación y descartó que estos sean cosméticos.

Durante la inauguración del seminario Aprendizaje y Docencia en la agenda de educación 2030, organizado por la Cepal, Bachelet enfrentó la serie de críticas que han recibido las leyes y proyectos que conforman la iniciativa.

“Celebro espacios como éste donde todas las capacidades técnicas de nuestros países se ponen al servicio de los ciudadanos para discutir y delinear alternativas para alcanzar objetivos que, si bien son ambiciosos, son necesarios y urgentes”, indicó la mandataria.

Agregó que a partir de los ’90, buena parte de la región reconoció en la educación una de las principales claves de su desarrollo “pues contribuye al mismo tiempo al desarrollo económico y a la formación de las personas de cara a mayores desafíos laborales, todo eso con equidad social“.

“Como país hemos comprendido que la educación es y debe ser la piedra fundamental que construya una sociedad más próspera en lo económico y una comunidad más equitativa, menos desigual y con más oportunidades y derechos para todas las personas”, remarcó.

Por lo mismo, el solo acceso a la educación superior no basta si no hay garantías de calidad en cada una de las instituciones, dijo Bachelet, y si no se asegura desde la base que la educación corrija las inequidades de origen. “Se trata de que no haya educación de primera y segunda categoría, y que exista una educación de calidad con acceso a todas las personas”, recalcó.

Y si bien la presidenta asumió que hacerse cargo de un desafío de esa magnitud no es fácil, afirma que es ineludible, razón por la que el Gobierno puso en marcha una reforma educacional integral. “No queríamos seguir con una educación que fuera vista como un bien de consumo”, aseguró.

En esa línea la mandataria señaló que la cobertura y el acceso no ha sido el problema fundamental, ya que la mayor dificultad ha sido la calidad, según sus palabras. “Conocemos la urgencia de las personas de ver cambios y resultados concretos cuanto antes. Algunos de ellos están ocurriendo pero la educación es un proceso que toma más tiempo, donde el mayor impacto probablemente podrá medirse en las siguientes décadas. No son cambios cosméticos, son cambios profundos que lo que buscan es atacar la desigualdad de nuestro país desde el origen“, explicó.

Para fundamentar lo anterior, enumeró los avances del Gobierno, como el aumento de la cobertura, la creación de la subsecretaría de educación parvularia, las dos nuevas universidades estatales en las dos regiones del país que no contaban con oferta pública, la aprobación de la ley que crea 15 nuevos CFT estatales -uno por cada región-. Asimismo, recordó que desde este año están asegurando el acceso a la educación universitaria al 50% de los alumnos de familias más vulnerables, es decir, 137 mil estudiantes.

A partir de marzo de 2018 “avanzaremos al 60% en la educación superior profesional y técnica y hemos enviado el proyecto de ley que reforma nuestro sistema de educación superior, donde dejamos institucionalizados estos avances”, puntualizó.