El obispo de Talca, Horacio Valenzuela, se sumó al rechazo por los daños que afectaron a la iglesia Gratitud Nacional, ya que -a su juicio- “la imagen del Señor es lo más sagrado y venerado que tenemos”, sostuvo.

En el marco de la marcha convocada por la Confech, en protesta por demandas educacionales, encapuchados sustrajeron diversas especies desde la iglesia de la Gratitud Nacional, entre ellas, un Cristo de yeso, el cual fue recuperado por Carabineros totalmente destruido.

Ante lo cual, autoridades tanto del Gobierno como de la Iglesia Católica declararon al respecto. El obispo de Talca, Horacio Valenzuela, se sumó a los dichos tajantes contra los manifestantes, acusando falta de valores en algunas familias de la sociedad chilena.

“En todas las misas se hizo un acto de reparación por el hecho. Lo que uno ve en esto es que el mal de fondo está en la familia porque las personas que hicieron eso no fueron educadas por nadie“, sostuvo el obispo.

El representante de la Iglesia Católica en el Maule agregó que, “seguramente en la casa, nadie rezó con ellos, nadie les dijo que había que respetar la fe de otras personas, que hay que respetar los signos sagrados, que aunque uno no estuviera de acuerdo hay que respetar. El mal está en la educación de los hogares, son personas que no han recibido valores profundos”, indicó.

El actor religioso realizó hincapié también en la manera en que se constituye el concepto de familia en el país, asegurando que “sin valores profundos, nos destruimos unos a otros. Esto requeriría que todos los actores de todos los sectores, se sienten a pensar bien esto que está pasando porque en el fondo se trata de cómo hacer país. Por ejemplo, cómo pueden hacer ellos familia si tengo una casa pequeña, donde no caben los hijos, entonces tengo un hijo, porque dos sale muy caro, no se pueden educar, y la mamá y el papá salen a trabajar, entonces al hijo no lo cuida nadie y no se educan. Entonces, hay que hacer una reformulación de la manera de cómo estamos haciendo la sociedad, para qué, para que podamos formar una familia con valores”.

El obispo explicó su declaración en el cuestionamiento de“si la sociedad que estamos formando no es posible una familia, es una sociedad que está condenada y no tiene futuro.  Entonces hay que reformular los horarios de trabajo, las viviendas, los salarios, la seguridad, la educación, todo tenemos que mirarlo de modo que sea funcional a la familia”.

Para el sacerdote no cabe duda que la libertad de expresión, es algo fundamental, pero “antes que la libertad de expresión, está la libertad religiosa, donde yo tengo mi libertad para creer y vivir lo que yo creo porque es el nivel más profundo del alma humana. Si no tengo esa libertad, soy cautivo y esa es una persona que tiene que violentarse, de cualquier modo quiere expresar su sentido de trascendencia”finalizó.