Una mujer londinense de 42 años, que es amante de la comida rápida, pero se mantiene delgada sin hacer nada de ejercicio, fue estudiada por un grupo de científicos de la Universidad de St Mary , que registró el proceso en un documental.

Se trata de Anne-Marie Martin, quien curiosamente mantiene un peso apropiado a su estatura y una talla 36, pese a tener hábitos para nada saludables.

La mujer dice estar consciente de que su estilo de vida no es para imitar: come en McDonald’s tres o cuatro veces a la semana y nunca se ejercita. Por ejemplo, su desayuno consiste en pan con queso y dos tazones de cereales.

Sus amigos, familiares y colegas le dicen todo el tiempo que envidian su capacidad para comer chatarra y no engordar.

Por lo mismo, para los investigadores era interesante estudiar su caso como parte del documental The Truth About Slim People (La verdad sobre la gente delgada) del Canal 4 de Reino Unido. Allí, los expertos analizaron los efectos de la dieta de Anne Marie a nivel molecular, según consignó el diario británico The Independent.

Para ello, la siguieron con cámaras durante cinco días. La mujer era consciente de algunas de éstas, pero otras estaban ocultas con el fin de grabarla en secreto.

Las conclusiones

Si bien en la actualidad Anne Marie no hace ejercicio, entrenó como bailarina en el pasado, lo que se sospecha pudo influir en su físico naturalmente ágil.

Otro dato que sorprendió a los científicos, es que cuando analizaron su metabolismo, notaron que era completamente normal, no rápido.

Después de unos pocos días de observación, quedó claro que ni Martin ni su esposo (que tiene los mismos hábitos de su esposa y también es delgado) comen tarde en la noche, ni son comedores emocionales.

Anne Marie y su esposo | Facebook
Anne Marie y su esposo | Facebook

Además, a pesar de que ambos comen regularmente comida rápida y queso en el desayuno, no son buenos para los dulces y rara vez beben alcohol.

“Nunca corrí para abrir una caja de chocolates, o comer papas fritas después de un mal día”, dice Anne.

Cuando se estudiaron sus niveles de actividad física, los científicos descubrieron que, aunque Anne tenía un trabajo de escritorio, nunca se quedaba quieta y gastaba más calorías que la mayoría de la gente que simplemente se sienta todo el día.

Luego de un análisis más detallado, los expertos concluyeron que, aunque Martin y su esposo dicen que comen muy mal, su dieta era más equilibrada de lo que pensaban.

Después de disfrutar de una gran comida juntos, al día siguiente inconscientemente consumían menos alimentos, lo que es un factor significativo en términos de aumento de peso, indicaron los especialistas.

“Me encanta mi comida. Pero tal vez haya algo en el hecho de que todas mis decisiones sobre la comida son inconscientes”, expresó. “Como lo que tengo ganas de comer, no como demasiado”, indicó.