Casi un 50% de las mujeres chilenas y un 15% de los hombres padecen de várices, principalmente ubicadas en las extremidades inferiores, causando diversas molestias físicas como estéticas por la inflamación de las venas, que un normal flujo de la sangre.

Según el cirujano vascular periférico de Clínica Tabancura, Dr. Marcelo Mege, esta patología tiene un importante componente hereditario, “quienes tienen padres o abuelos con várices, poseen una mayor posibilidad de heredarlas, pero además hay factores que pueden propiciar su aparición como la obesidad, los embarazos y los trabajos que involucren estar de pie por periodos prolongados”.

Sumado al tema estético de las várices, el especialista indica que la falta de tratamiento puede provocar importantes complicaciones en los pacientes que la padezcan, “los principales problemas que se pueden identificar son las úlceras venosas, sangramientos e incluso una trombosis en que la vena padece de un coágulo. Una trombosis venosa profunda, puede desprenderse y causar incluso una embolia pulmonar”.

Prevención y recuperación

Para el Dr. Mege, la prevención está enfocada en “mantener un peso adecuado, realizar ejercicios de piernas con el objeto de mantener una buena musculatura, evitar los periodos prolongados de pie o sentados sin realizar movimiento y el uso de medias o calcetas elasticadas especiales, cuando ya se padecen várices.”

“Sólo se les da indicación quirúrgica perentoria a aquellos pacientes que han tenido complicaciones secundarias a sus várices, tales como sangramiento de una várice (varicorragia), úlceras varicosas, tromboflebitis, varicoflebitis (presencia de un trombo en el interior de una várice o vena varicosa), alteraciones cutáneas importantes de las piernas como oscurecimiento y manchas”, señala el especialista.

El tamaño de las várices no necesariamente es determinante para la decisión de intervenir, “ya que en muchas ocasiones las várices más pequeñas producen molestias importantes tales como pesadez, calambres, picazón, y no responden a un tratamiento médico ambulatorio”, indica Mege.

Si bien, la gran mayoría de las várices son operables, requieren de una evaluación médica adecuada y exámenes imagenológicos, tales como el ecodoppler venoso de piernas, que permite realizar un diagnóstico preciso de la patología venosa de cada paciente. Sólo no debiesen ser operados pacientes de mayor edad con múltiples patologías médicas asociadas que hagan muy riesgosa la cirugía.

Afortunadamente los avances tecnológicos actuales permiten hoy que cada paciente puede optar por safenectomía tradicional, safeno ablasión con láser o radiofrecuencia, así como también de embolización de várices pelvianas, asegurando así una rápida recuperación y mínimo dolor, “la mayoría de los pacientes pueden caminar al día siguiente de la cirugía y retornar a sus actividades laborales a las 2 o 3 semanas”, finaliza el Dr. Mege.