Vivimos en una sociedad plagada de estereotipos que torturan diariamente a quienes no calzan en ellos. La violenta presión ejercida por estos moldes termina por arruinar la vida de muchas personas, hasta el punto de acabar con sus existencias.

Los trastornos de alimentación son gran prueba de lo anterior, los que afectan a millones de personas alrededor del mundo, siendo los con cifras más altas de pacientes la bulimia y la anorexia nerviosa.

Bulimia: Es un trastorno alimentario por el cual una persona tiene episodios regulares de comer una gran cantidad de alimento (atracones) durante los cuales siente una pérdida de control sobre la comida. La persona utiliza luego diversas formas, tales como vomitar o consumir laxantes (purgarse), para evitar el aumento de peso.

Anorexia nerviosa: Es un trastorno alimentario que causa que las personas pierdan más peso de lo que se considera saludable para su edad y estatura.

Las personas con este trastorno pueden tener un miedo intenso a aumentar de peso, incluso cuando están con peso insuficiente. Es posible que hagan dietas o ejercicio en forma excesiva o que utilicen otros métodos para bajar de peso.

Fuente: MedlinePlus

Ambos trastornos son más comunes en mujeres y, si no reciben atención médica, pueden desencadenar daños irreparables.

La triste y hambrienta Bella Durmiente

La (mal llamada) dieta de la Bella Durmiente, que hace referencia a la princesa de Disney, no es más que uno de los niveles más extremos de la anorexia nerviosa.

Esta práctica consiste en dormir el mayor tiempo posible (hasta 20 horas) con tal de evitar comer y no ceder ante el hambre, que empeora con las horas. El objetivo es adelgazar y evadir la realidad.

Un agravante de esta “dieta” (que finalmente no lo es, porque lo que menos hace el paciente es comer) es que los afectados consumen benzodiazepinas con efectos relajantes, o cualquier medicamento que les induzca sueño. Por supuesto, sin ninguna receta psiquiátrica.

Chica acostada (CC)
Chica acostada (CC)

Christian Arévalo, médico psiquiatra y docente, subraya que “la dieta de la Bella Durmiente” es totalmente dañina para la salud y es una práctica “bastante descabellada”.

El experto explica que, para lograr dormir por tantas horas con tranquilizantes, evidentemente deben ser usados en dosis altas (destaca que ningún médico permitiría una receta así) y que muchas consecuencias son derivadas por estos medicamentos.

“Uno de ellos es que, en caso de una sobredosis, la persona podría tener una asfixia. Por ejemplo, por aspiración de contenido gástrico (el reflejo de nausea se anula) o incluso por depresión respiratoria”, sentenció el doctor Arévalo.

“Es, a todas luces, una irresponsabilidad siquiera sugerir que este pueda ser un método para bajar de peso”, concluye.

Aunque esta terrible “moda” parece una tendencia reciente, la verdad es que foros y páginas pro anorexia y pro bulimia ya lo aconsejaban como un método efectivo. En estos lugares, las personas se intercambian “tips” para palear el hambre, como masticar hielo o tomar agua, o para dormir aún más.

Existen dos nombres femeninos con los cuales se han bautizado popularmente a la anorexia y bulimia: “Ana y Mía”. Estos apodos esconden cientos de blogs, foros, páginas y chats, en donde se reúnen miles de personas que padecen estos trastornos alimenticios en menor o mayor grado.

En estos sitios, los jóvenes se entregan consejos para bajar de peso o para esconder la enfermedad sin que nadie se percate.

Sin embargo, ¿qué lleva a una persona a optar por este estilo de vida tan drástico?

Una nueva vida entre sueños

El psicólogo Carlos García, de la Universidad de Concepción, señala que quienes optan por este dañino régimen se desconectan lentamente de la realidad hasta perderse en su nueva visión.

“La desconexión comienza con la percepción de la imagen corporal que, como en todos los trastornos de las conductas alimentarias, la persona la percibe de una forma que no es”, explica García.

El psicólogo detalla que luego la persona comienza a perder la noción del tiempo, debido al exceso de sueño en horarios desproporcionados a lo necesario (entre 7 y 9 horas) y al abuso de sedantes.

(CC)
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Otro aspecto que llama la atención de esta práctica es que, a pesar del enorme esfuerzo que hacen los adherentes de “la Bella Durmiente” por adelgazar, ellos no suelen tener tiempo para presumir su delgadez, puesto que siempre duermen.

“El desinterés en lucir la delgadez se deriva de la sintomatología depresiva que estas personas desarrollan, principalmente en la pérdida de interés general y en las interacciones sociales”, explica Carlos.

Tal como detalla el experto, esta dieta suele mezclar la anorexia con intensos cuadros depresivos, motivo por el que el paciente prefiere pasar sus horas en cama.

“Existe un alto nivel de comorbilidad entre ambos padecimientos, es decir, que pueden presentarse de manera simultánea en una persona. No obstante, los cuadros depresivos comparten varios síntomas con los de los trastornos alimenticios”, señala Carlos y enumera que estos son: alteraciones en los niveles de serotonina, distorsiones cognitivas, falta de habilidades sociales y aislamiento; locus de control externo, y sentido de ineficacia personal y desesperanza.

(CC)
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En esta línea, Carlos García explica que dormir demasiadas horas afecta el estado de ánimo de una persona. “Al dormir mucho el cerebro capta menos serotonina lo que desarrolla irritabilidad y humor depresivo, al igual forma que dolores de cabeza”, señala y agrega que existen estudios que han encontrado una mayor posibilidad de desarrollar depresión en personas que duermen más de 9 horas al día.

Despertar del eterno sueño

Identificar a alguien que realiza esta práctica no es muy complicado. Basta con supervisar sus ciclos de sueño y percatarse que son mayores a los recomendables, como también si pasa demasiado tiempo encerrado en su habitación.

De la misma forma, los adeptos de la “dieta de la Bella Durmiente”, presentan síntomas de depresión y anorexia a la vez. Si crees que padeces alguno de estos trastornos o alguien de tu círculo lo sufre, ¿qué puedes hacer?

Carlos García recomienda que para comenzar un tratamiento, lo primero es establecer horarios de sueño acordes a la necesidad biológica real del ser humano (entre 7 y 9 horas promedio) lo cual debe convertirse en un hábito.

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También destaca que es necesaria la intervención de un especialista si la persona que realiza esta práctica padece algún cuadro depresivo o algún trastorno a la conducta alimentaria.

En tanto, el profesional explica que “la adicción a los sedantes puede quitarse mediante la sublimación de la necesidad de sedarse para dormir”. El psicólogo recomienda realizar otras actividades que gasten energía para que el sujeto pueda conciliar el sueño. Sin embargo, destaca de forma enfática que “si es una adicción severa, es necesario intervenir con terapias u otros métodos”.

Finalmente, existe un dato muy relevante para quienes creen que esta es una buena forma de perder peso: las pastillas para dormir, sin supervisión médica suelen engordar y dormir demasiado, tarde o temprano, llevará al usuario a comer comida en cantidades desmesuradas para saciar su hambre. De lo contrario, puede morir.