Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en Chile, alcanzando cerca del 30 por ciento mortalidad general del país. El tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo, son algunos de los factores de riesgos que gatillan estas patologías, que afectan en mayor medida a la población masculina, pero que en el caso particular del infarto al miocardio es más mortal en mujeres. En agosto, el Mes del Corazón, el cardiólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (HCUCH), Hernán Prat, profundiza en las causas, tratamientos y prevención de este tipo de enfermedades.

De quienes mueren de enfermedades cardiovasculares un 52 por ciento lo hace a causa de accidentes cerebrovasculares, y alrededor de un 35 por ciento fallece por causas de tipo coronario. La mayor mortalidad es en hombres, quienes tienen más incidencia de infartos al miocardio y también de sufrir accidentes vasculares cerebrales.

La aparición de enfermedades cardiovasculares en las mujeres tiene un retraso de más o menos diez años con respecto a los hombres. “O sea, una mujer de cerca de 70 años presenta las patologías cardiovasculares que tienen los hombres a los 60 años”, explicó el doctor Hernán Prat del HCUCH. No obstante lo anterior, “el infarto al miocardio es más fatal en mujeres que en hombres”, adviertió el especialista.

-¿Cómo se explica esa mayor mortalidad?

Las causas se han discutido mucho. Parece ser que son más graves por algún problema de tipo biológico, pero también porque se le da menos trascendencia a la aparición de un infarto, pensando precisamente que las mujeres tienen menos enfermedades cardiovasculares.

-En cuanto a edades, ¿en qué etapa de la vida los pacientes son más vulnerables?

La mortalidad por casusas cardiovasculares empieza entre los 55 y 65, en hombres. Las mujeres, una vez que avanzan en edad se empiezan a equiparar a la población masculina, esto sucede alrededor de los 70 o 75 años.

-¿Qué patologías cardiovasculares son las más frecuentes en Chile?

El accidente cerebrovascular y el infarto agudo al miocardio, después hay otras que son menos frecuentes, como la insuficiencia cardíaca, que también es una causa importante de mortalidad a la que la gente no le da mucha trascendencia. Y en menor medida, problemas congénitos, valvulares, y otros.

-¿Cuáles son los factores de riesgos detrás de las patologías cardiovasculares?

Tanto el accidente vascular cerebral, como el infarto al miocardio, tienen algunos factores de riesgo que son comunes, entre ellos la hipertensión arterial, que es una de las causas más importantes de éstas patologías. Lo otro es el avance en la arteriosclerosis, que está dada por factores de riesgos como el colesterol alto, el tabaco, y otras patologías asociadas, como la diabetes vinculada a sobre todo a la obesidad, el sedentarismo, la deficiencia en la alimentación, en general el consumo de frutas y verduras es pobre en ciertas capas de la población, la falta de ejercicio, y otros.

-Respecto al cigarrillo, ¿quiénes fueron fumadores y dejan de fumar siguen teniendo riesgo a padecer alguna de estas patologías?

El fumador se va produciendo daño principalmente en una capa interna de las arterias que se llama endotelio, y se predispone a la producción de arteriosclerosis. El hecho de dejar de fumar, reduce en forma importante el riesgo que tenía, pero siempre el fumador aunque haya dejado de fumar, tiene más riesgo cardiovascular que aquel que no fumó nunca. Obviamente, tiene menos riesgo que aquel que sigue fumando.

-En cuánto a los hábitos alimenticios, ¿qué es lo que se recomienda?

Hay varios estudios que apuntan a la dieta mediterránea, en la que se tiene un consumo habitual de verduras, frutas, legumbres, pescado, se toman una cantidad moderada de vino tinto, se come poca cantidad de carnes rojas y los productos de tipo lácteo, son moderados. Este tipo de dieta ha demostrado tener mejor evolución desde el punto de vista cardiovascular que las otras.

-Dadas las altas tasas de obesidad y tabaquismo en Chile, ¿se están viendo pacientes con patologías cardiovasculares a temprana edad?

Esta es una enfermedad progresiva en el tiempo, los hábitos después de diez o veinte años predisponen a las personas a tener un evento coronario. Nosotros los pacientes más jóvenes que vemos, desde el punto de vista de infarto al miocardio, son los fumadores importantes, de alrededor de los 40 o 45 años. La arteriosclerosis se da por obesidad, malos hábitos alimentarios, el consumo excesivo de grasa, asociado a un factor familiar que tienen que predisponerlo.

-Es decir, si tengo padres o abuelos que han sufrido estas patologías, ¿debo tomar medidas adicionales de prevención?

Claro, a los pacientes que tienen padres que tuvieron infartos antes de los 45 años o madres con infartos antes de los 65 años, hay que estudiarlos, hacerles exámenes, pedirle niveles de colesterol, trazado electrocardiográfico, test de esfuerzo, ver si están fumando, hacerlos bajar de peso, medir su glicemia, etc.

-Y para quienes no tienen antecedentes familiares, ¿en qué momento deberían comenzar a chequearse?

En general los 40 años es un buen momento para empezar a chequear a los hombres y las mujeres, en la etapa postmenopaúsica, eso es bien variable, pero alrededor de los 50 años.

-Respecto a los tratamientos que existen actualmente, ¿qué posibilidades tiene un paciente que presenta un infarto de salvarse?

Tiene altas posibilidades de salvarse. La mortalidad del infarto es sobre todo durante la primera hora. Hay que llegar con rapidez a un servicio a que lo atiendan, no a un SAPU, sino a un hospital o a un centro donde se le pueda hacer una trombolisis, que es un tratamiento adecuado para el infarto que está en todos los hospitales importantes de Chile y que está implementada en el sistema AUGE. Si la trombolisis no funciona, se le puede hacer una angioplastia, que es una técnica a través de la cual se le dilata la arteria estrecha, y es lo que nosotros hacemos aquí en el HCUCH.

-Después de un primer infarto, ¿son muy altas las posibilidades de tener un episodio similar?

La mayor probabilidad de tener un reinfarto es en los próximos seis meses tras haber tenido el primer infarto y eso depende del control posterior que tenga el paciente. La posibilidad de un reinfarto es baja si el paciente está bien tratado.