“Cuando era pequeña, la mayoría de las personas me evitaba. Pensaban que iban a volverse blancas de un día para otro”. Monalissa se ha desquitado ahora subiendo al podio durante el primer concurso de Miss Albina en Zimbabue.

“Los niños se reían de mí por las calles, y los hombres me abucheaban”, cuenta a la agencia de noticias AFP esta joven de larga melena oscura y rizada sobre la que descansa una corona brillante.

El viernes por la noche, Monalissa Manyati cambió los abucheos por los aplausos desfilando en vestidos de gala y tradicionales con otras 12 candidatas al título de Miss Albina Zimbabue, un concurso destinado a luchar contra los prejuicios y la violencia que sufre esa minoría en el país africano. Acabó como segunda finalista el certamen ganado por Sithembiso Mutukura.

Jekesai Njikizana | Agence France-Presse
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El concurso es una ocasión para animar a las personas que, como ellas, padecen albinismo, una enfermedad genética caracterizada por una ausencia total o parcial de pigmentos en la piel, el pelo y los ojos.

“Se desprecia mucho a las personas con discapacidades, incluso en la escuela. He sufrido mucho, pero quiero que las personas albinas sean valientes y perseveren”, explica Mutukura, una estudiante de 22 años.

“Debemos defender nuestros derechos y espero que mi victoria les dé fuerza a mis hijas pequeñas. Las personas discapacitadas no deben subestimarse”, afirma.

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‘El derecho a vivir’

Durante el concurso nombrado “La Belleza más allá de la piel”, las jóvenes desfilaron, bailaron y respondieron a preguntas sobre asuntos diversos en una discoteca de Harare.

La ganadora se llevó una cesta de alimentos y 85 dólares (unos 50 mil pesos chilenos), en uno de los países más pobres de África.

“El objetivo de este concurso es instilar confianza entre las chicas albinas en Zimbabue y reducir los prejuicios asociados”
a esa enfermedad, explica la organizadora del certamen, Brenda Mudzimu.

Jekesai Njikizana | Agence France-Presse
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“Las personas albinas son talentosas, hermosas e inteligentes como cualquier otro ser humano. La vida me ha enseñado, como albina, que hay que perseverar y sobrevivir”, explica.

Zimbabue tiene cerca de 40.000 albinos entre sus 16 millones de habitantes. Esa minoría sufre discriminaciones, pero en países vecinos como Mozambique, Malaui y Tanzania, su vida es un calvario y cada año decenas de albinos sufren ataques, son asesinados o amputados de sus miembros, utilizados luego para rituales que brindan supuestamente riqueza y suerte a quienes los practican.

“Los albinos tienen derecho a vivir y ser protegidos. No deberían ser torturados ni maltratados”, insiste una representante del Gobierno zimbabuense, Tapuwa Muchemwa, invitada de honor de la velada.

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La primera edición del concurso estaba prevista para el año pasado, pero no pudo celebrarse por falta de dinero.

Brenda Mudzimu sueña ahora con un acontecimiento anual, africano e incluso mundial. En 2016, Kenia ya celebró una elección de Miss y Mister Albino.

“Si una persona sueña con ser una reina de belleza, ser albina no debería impedírselo”, asegura Pauline Gundidza, una de las madrinas del concurso. “Debe ser celebrada porque Dios la hizo así”.

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