El lunes se llevó a cabo el segundo debate televisado entre los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton y Donald Trump. Y más allá de la discusión que tuvieron, hubo un detalle que muchos pasaron por alto: Melania Trump usó una curiosa blusa que, por su significado histórico, representa todas las ideas que su marido rechaza respecto a las mujeres.

La blusa es de marca Gucci y su nombre es Pussy bow, o lazo de gatita en español, denominación que obtiene debido al gran lazo que lleva en la parte superior frontal.

La primera ironía al respecto es que pussy, que aparte de gatita también significa vagina en inglés, es una palabra que metió en graves problemas a Donald Trump el pasado fin de semana, ya que la usó en una polémica frase con la que validaba el acoso sexual a las mujeres. 

La frase salió a luz luego de que el diario estadounidense The Washington Post publicara unos videos filtrados que se grabaron en 2005, y en los cuales el candidato republicano decía “cuando eres una estrella, (las mujeres) te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por la vagina (pussy)”.

Un portavoz de Trump se refirió a esta curiosa coincidencia entre la blusa y la polémica frase, y afirmó que no fue de forma intencional la elección del vestuario.

No obstante, luego tenemos una segunda ironía: este tipo de blusa pussy bow, o con lazo al frente, es un símbolo feminista en la industria de la moda, según explica el diario español El País.

El trasfondo feminista de la blusa nació en los ’70 y a inicio de los ’80, cuando las mujeres comenzaron a ascender por primera vez a cargos altos en empresas, luego de varios siglos en que eso les fue impedido porque no era visto como propio del rol social que tenía el género femenino.

En esa época, dichas mujeres en puestos directivos solían usar blusas con grandes lazos, junto a trajes de blazer y falda, look que era el equivalente a los trajes de etiqueta de los hombres, relata Meg Whithman, CEO de Hewlett Packard en el documental Makers: Women Who Make America.

“Era nuestra forma de parecer femeninas, y encajar en un mundo de hombres”, indica Meg Whithman.

Una de las figuras que más popularizó esta prenda fue Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido, que la usaba regularmente.

La ironía es que Donald Trump rechaza el feminismo, y ha planteado abiertamente en numerosas ocasiones que cree que el rol de las mujeres es quedarse en la casa y criar a los hijos. Es más, la personalidad pasiva de Melania Trump es una de las razones por las que le gusta, a diferencia de su ex esposa, Ivana Trump, quien dirigía dos de las empresas del millonario.

“Mi gran error con Ivana fue sacarla de su papel de esposa y permitir que dirigiera mis negocios”, dijo Donald Trump en su libro de memorias.