Hace dos décadas, un pequeño niño llamado Matt Grodsky le pidió matrimonio en frente de todo su curso de pre-kinder a su compañera Laura Scheel. Ella respondió: “sólo espera”.
“No recuerdo la primera vez que la vi, pero siempre quería estar alrededor de ella”, recuerda Matt en el portal Today.
Cuando entraron a la educación primaria, los niños fueron matriculados en distintos colegios y su relación se redujo a una carta en cada Navidad. En la secundaria, continuaron separados; sin embargo, una pequeña casualidad del destino los volvería a unir.
La joven, que era alumna nueva en el establecimiento secundario, se hizo amiga de un compañero que también era nuevo. Un día, mirando su celular, vio el nombre de Matt entre sus contactos y le contó su historia.
El amigo de Scheel había sido compañero de primaria de Matt y no tardó en darle su contacto y conectarlos nuevamente.
“¡No podía creerlo!”, dijo la joven. “Él le dio mi número, me envió un mensaje y desde ahí no volvimos a perder el contacto”, recuerda. Sólo pasaron dos semanas para que empezaran a “pololear”.
Estuvieron juntos durante toda la secundaria, hasta que un nuevo obstáculo quiso separarlos: la universidad. Ambos fueron seleccionados en universidades que quedaban a 1.600 millas de distancia. Pero eso no logró separarlos.
Durante el último año de universidad, en diciembre de 2016, Matt decidió cumplir la significativa promesa que le realizó a Laura siendo tan sólo unos infantes y le pidió matrimonio a Scheel.
“Yo estaba como ‘¡Oh, Dios mío! ¿De verdad me está pasando esto?"”, contó Scheel quien le dijo que “sí”.
Finalmente, tal como si se tratara de una historia de Disney, la pareja se casó, consolidando sus 20 años de amor.
