Mantener una relación amorosa con una persona puede resultar muy complejo si te detienes a analizar cada aspecto que compone este lazo. Desde el plano espiritual, emocional e intelectual, hasta el químico y sexual, cada área tiene sus niveles de compatiblidad que terminan por proyectar la duración e intensidad de la relación.

Respecto al aspecto más “carnal” de todos, el sexo, muchos suelen culparlo de gran parte de los fracasos amorosos, condicionándolo cómo uno de los más relevantes. Es por lo mismo que la sección de “moda” del portal español El País, decidió adentrarse en los detalles de esta área, tal como lo es la compatiblidad sexual de una pareja.

En esta línea, el bloguero de sexo y coach de seducción Harris O’Malley, quien colabora en diversos medios estadounidenses, explicó que existen tres aspectos que miden la compatibilidad íntima de una pareja y te pueden ayudar a hacer una idea de si estás o no con la persona correcta.

Ante estos punto, Iván Rotella, sexólogo, director de Astursex, centro de atención sexológica en Avilés y miembro de La Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS), ayudó a detallar las tres interrogantes planteadas por su colega.

Toma nota de estas tres claves:

¿Tenemos libidos similares?

Las diferencias en los niveles de deseo sexual suelen dar muchos problemas a las parejas y es una de las causas más comunes por las que asisten a un profesional, asegura el sexólogo Iván Rotella. “Una unión que sólo se basa en el sexo no llegará muy lejos, pero tampoco le auguro mucha vida a aquellas que han enterrado su dimensión erótica cuando el deseo de uno de los miembros sigue todavía vivo”, detalla el especialista.

En esta línea, también reconoce que hay parejas que “se quieren mucho pero son incapaces de entregarse el placer que esperan, porque en ellas el amor es más fraternal que erótico o porque tienen gustos opuestos”.

Sin embargo, a pesar de esta dificultad, el experto en comportamiento sexual humano destaca que, si pretenden ‘reavivar’ la llama, es muy importante facilitar los canales de comunicación. Aún así, enfatiza: “hablar de sexo no significa evaluar cada encuentro íntimo sino saber qué piensa el otro del tema, sus actitudes, deseos, fantasías, que espera de su sexualidad y cómo se relaciona con ella”.

Pexels CC0
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Iván asegura que las diferencias de deseo pueden ajustarse y llegar a acuerdos. Una de las “técnicas” que recomienda es recurrir al “autoerotismo” y compartir este espacio que luce privado, con la pareja. En tanto, también es importante “respetar los desajustes de deseo temporales o momentáneos, debidos a una enfermedad o al ingreso en una nueva etapa de la vida como, por ejemplo, la madurez o la menopausia”.

Pero no hay un “buen” pronóstico para todas las parejas. Rotella explica que es muy difícil (e incluso imposible) hacer que dos libidos inicialmente distintas convivan y logren ser felices. Iván explica que hay personas que siempre tuvieron una libido baja, pero que el “enamoramiento” las confundió.

2. ¿Compartimos la misma idea respecto a la monogamia y la infidelidad?

Para construir una satisfactoria proyección de la vida sexual, es importante hacerlo sobre una buena base, la que debe ser edificada de forma “personal y única, a partir de las necesidades y deseo de los integrantes de la pareja”. Uno de los puntos que pertenece a esta “base” es el concepto que ambos tienen sobre “fidelidad”.

Si bien para algunos un beso a un extraño no significa mayor drama, a otros estos puede terminar “partiéndoles el corazón”. Ivan explica que es necesario crear un modelo personal (de la pareja) sobre el tipo de “fidelidad” en el que van a construir, para evitar este tipo de problemas.

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“Podemos diseñar un modelo clásico o gestionar de forma diferente el deseo erótico hacia otras personas, basado en jugar al placer y no al amor. Algunas parejas permiten ciertos flirteos o relaciones puntales con otros, sin que eso suponga un agravio; mientras otras, no pueden siquiera vislumbrar esta posibilidad.

“Este capítulo es otro de los roces habituales de la relación y muchas veces la causa de su ruptura, por eso es importante tener una visión similar respecto al tema, aunque luego pueda cambiar con los años o las experiencias”, añade.

3. ¿Nos gusta el mismo tipo de sexo?

Aunque Iván Rotella reconoce que es muy difícil que dos personas coincidan a la perfección en sus gustos y preferencias eróticas, si estos logran abrirse a probar cosas nuevas del gusto de su pareja -luego de conversar y llegar a un acuerdo-, es muy difícil que fracasen. “La diferencia de paladares, en vez de suponer un obstáculo, puede llevarnos a probar sabores totalmente nuevos para nosotros”, opina el sexólogo.

“Hay personas incapaces de trasmitir al otro lo que le gusta, sus fantasías, pero lo deseable en una relación es sentir y hacer sentir al otro. Si los gustos son muy dispares o irreconciliables puede ser un problema, pero antes hay que intentar ser flexibles y abiertos y enseñar al otro, a su propio ritmo”, reitera.

“El sexo está revestido de gravedad y seriedad, cuando debería ser algo lúdico y hedonista”, opina el experto y añade: “Cuando lo abordamos desde la segunda perspectiva las cosas cambian y nos atrevemos más a probar y a expresar nuestros deseos, porque todo es menos determinista, menos trascendente”.

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