Para muchos el amor es la fuerza que mueve el mundo y pasan la vida buscándolo, sin embargo, sigue siendo un misterio para la ciencia. ¿Qué hace que una persona se enamore perdidamente de otra? ¿cuáles son las razones para que algunas relaciones prosperen y otras fracasen?

A través de la historia han sido cientos los estudiosos que han intentado encontrar respuesta para estas interrogantes, sin embargo, en los años 80 uno de ellos pudo descubrir parte de esta verdad.

En 1986 John Gottman, un profesor emérito de psicología y director del laboratorio de investigación de la familia de la Universidad de Washington, intentó ir más allá de lo obvio y junto a su colega Robert Levenson, crearon el “Laboratorio del amor”. Su objetivo era medir la relación fisiológica que tenían las parejas al interactuar entre ellos.

Para llegar a una conclusión exacta, los expertos utilizaron una unidad de vigilancia de las emociones mediante sensores que registran hasta los más mínimos cambios fisiológicos (tensión arterial, ritmo cardíaco, pulsaciones). Junto a ello también grababan a las parejas para analizar su lenguaje no verbal y expresiones faciales.

같은마음이면전화해. #loverosie

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Los participantes fueron sometidos a preguntas simples sobre su relación y luego se les pidió que conversaran como lo hacían en casa.

De los resultados obtenidos, Gottman y Levenson clasificaron a las parejas en dos grupos con nombres bastantes obvios. Uno de ellos eran los Desastres, quienes a pesar de verse tranquilos por fuera, los datos demostraban que se estresaban al hablar con su pareja, lo que alteraba su frecuencia cardíaca y flujo sanguíneo, además de no incluirlos en sus oraciones. Según los estudiosos, estas relaciones no tendrían un futuro prometedor.

Por otro lado descubrió a los Maestros, que mostraron rasgos completamente opuestos. No sólo estaban tranquilos, sino que también conectados con sus parejas, además de hablarle con cariño y calidez. Este grupo también hacía partícipe a su otra mitad de lo que fuera que estuviera hablando, en busca de interés y apoyo.

Love is… Knowing each other. #MeBeforeYou

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Todo estos estudios llevaron a Gottman a la conclusión de que los fracasos matrimoniales pueden predecirse y todo se basa en la comunicación y en la forma en la que resuelven sus problemas.

El mutuo reproche, el insulto y la humillación hace que la relación se desgaste. “Miles de parejas están en pleno desbordamiento, arrastradas por una tempestad de sensaciones negativas: ansiedad, enojo, ira“, explica Goleman. “Su cerebro emocional tiene permanentemente secuestrado a su cerebro racional y son incapaces de controlar la situación. Así es como acaban haciendo aguas las relaciones”.

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En tanto, Stuttaford asegura que las mujeres han logrado a aprender a utilizar su intuición y capacidad de analizar detalles para superar o protegerse de su pareja, si así lo necesita. “Física e históricamente, las mujeres han sido el sexo subordinado, cuyo papel fundamental ha sido armonizar“, afirma.

“Han tenido que observar cada parpadeo de emoción en el rostro de sus maridos para evitar el enfrentamiento. Mientras más vulnerable seas, más intuitivo tienes que volverte”, aseguró.

En conclusión saber cuándo y cómo decir las cosas puede salvar o aniquilar una relación.