Advertencia de imágenes explícitas
¡Cuidado! Las imágenes de este artículo pueden herir la sensibilidad de algunas personas.

Cuando Raelin Scurry tenía 29 semanas de embarazo, sintió lo que pensaba que eran contracciones de Braxton Hicks (un tipo de contracciones esporádicas del útero que son indoloras, pero muy incómodas).

Sin embargo, después de 45 minutos de intenso y constante dolor, ella y su novio, Ean Vanstory, ambos de 24 años, decidieron partir al hospital.

Camino al centro asistencial, 14 minutos más tarde, la pareja daba la bienvenida a un niño de 1 kilo 400 gramos en el asiento delantero de su automóvil.

Lo más curioso de este caso es que la joven pujó una vez antes que naciera Ean Jamal Jr. y cuando ella miró hacia abajo se dio cuenta de que su hijo estaba en caul – un término dado a los bebés nacidos todavía encerrados en el saco amniótico.

Durante la mayoría de los partos vaginales, la membrana se rompe, pero casos como el de este lactante se dan en uno cada 80 mil niños nacidos, lo que hace la historia aún más especial.

“Al principio el bebé estaba quieto y todo lo que hacía era rezar para que él estuviera bien”, afirmó Scurry. Agregó que luego el recién nacido se frotó la cara con el pulgar y metió sus pequeñas manos y pies en la cara como si entendiera sus oraciones. “Quería tranquilizarnos que estaba bien”, relató.

La madre de Pittsburgh, Pennsylvania, explicó que actualmente el pequeño pesa casi dos kilos. “Fue un alivio. Sabía que sus pulmones no serían lo suficientemente maduros como para respirar por su cuenta”, afirmó al sitio de entretenimiento Us Weekly.

Ean nació el 24 de agosto pasado y se unirá a su hermana de cinco años cuando sea dado de alta. “Vendrá a casa en octubre cuando esté más grande y fuerte”, afirmó su madre.