Hace unos días, la modelo y panelista de televisión Pamela Díaz causó polémica en las redes sociales luego de que publicara una foto de su hija de 9 meses, Pascuala, bebiendo agua de coco.

“A mi Pascuala le encantó el agua de coco además les doy el dato a todas las mamás que estamos en etapa de crianza. Que por su alto contenido en sales minerales, el agua de coco es recomendable para niños en crecimiento, ya que nutre huesos, uñas y dientes”, escribió junto a la imagen.

Inmediatamente surgieron críticas a Díaz, que indicaban que la bebé era muy pequeña para consumir el producto en cuya página web oficial indican que es una bebida isotónica natural.

Pero, ¿qué tanto asidero tienen estos cuestionamientos? Al respecto, BioBioChile consultó a Cecilia Sepúlveda, Directora Nacional del Colegio de Nutricionistas de Chile, quien nos contó más sobre este bebestible.

“El agua de coco verde es un líquido isotónico similar a sales de rehidratación u otras bebidas isotónicas comerciales, usadas habitualmente para tratar o prevenir deshidratación, en cuadros intestinales, ejercicio intenso o estar expuestos a altas temperaturas por tiempos prolongados”, explicó.

Además, afirmó que “en cuanto a su uso en población infantil menor de 5 años, algunos estudios han probado su efectividad desde este punto de vista como terapia de hidratación y reemplazo de electrolitos, por su contenido de glucosa, sodio, potasio, magnesio, algunos aminoácidos, en países como Perú, Brasil y Venezuela. Estos estudios han utilizado el agua de coco verde fresco recién abierto, recalcando que la efectividad puede variar según la madurez del fruto”.

“De acuerdo a lo anterior el agua de coco podría ser usada en niños para manejo de cuadros de deshidratación, sin embargo, considerando su contenido de azúcar y minerales no es recomendable su uso habitual en niños”, expresó.

En relación a si las aguas de coco que venden en el mercado tienen el mismo valor nutricional que el agua de coco no procesada (es decir, bebida directamente de un coco), Sepúlveda indicó que al procesar el agua de coco algunos nutrientes pueden variar. “Se ha descrito que luego de procesados disminuye el aporte de aminoácidos (proteínas), aumenta el hierro y el cobre, disminuye el magnesio y potasio, con lo que perdería su potencial de rehidratación y reposición de electrolitos”, señaló.

Además la experta llama a no confundir el agua de coco con el aceite de coco, pues no son lo mismo, ni tienen las mismas propiedades. “El agua de coco es el líquido que está dentro del fruto y el aceite de coco es un producto que se obtiene del procesamiento de la pulpa del coco, la cual se muele y prensa para obtener su aceite, por tanto las características nutricionales son absolutamente distintas del agua”, recalcó.

Al preguntar respecto si es cierto que el aceite de coco es dañino para el organismo si se consume en comidas, ella dijo que “efectivamente contiene ácidos grasos (ácido miristico) que cooperan con el aumento de colesterol total y LDL (colesterol malo), induciendo mayor formación de placas ateromáticas que finalmente se traduce en hipertensión, ataques cardiacos, trombos etc. Desde este punto de vista no provee mayores beneficios que el aceite de girasol por ejemplo”.

La directora del Colegio de Nutricionistas enfatizó que los beneficios del aceite de coco se han visto a nivel dermatológico pero no nutricional.

Ojo con las calorías

La nutricionista estadounidense Lillian Cheung, de la Escuela de Harvard, expresó en un artículo en el portal médico WebMD, que si bien el agua de coco tiene menos azúcar que muchas bebidas deportivas y mucho menos azúcar que las gaseosas y algunos jugos de frutas, tampoco hay que exagerar en su ingesta. “Un envase de 325 ml. tiene 60 calorías y si tomas varios en un día, las calorías pueden sumar rápidamente”, advirtió.