El jueves en la noche el mundo recibió una de las noticias más sorprendentes de los últimos años, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que en algún momento de mayo -y en un lugar aún por definir- se reunirá con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, tras meses de encuentros e insultos mutuos.

El encuentro entre Trump y Kim se da luego de una serie de disputas entre ambos países, pero que ha contado en 2018 con la mediación de Corea del Sur, que tras la llegada al poder de Moon Jae-in, ha buscado entablar diálogos entre los países de la península coreana.

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Este viernes, en una nota oficial, el vicepresidente Mike Pence apuntó que la oferta de Kim de un encuentro con Trump era la “evidencia” de que la estrategia de la Casa Blanca de aislar al gobierno de Pyongyang había dado resultado.

De acuerdo con Pence, “los norcoreanos vienen a la mesa a pesar de que Estados Unidos no ha hecho ninguna concesión”.

Por ello, añadió el funcionario, la “campaña de máxima presión continuará hasta que Corea del Norte tome medidas concretas, permanentes y verificables para poner fin a su programa nuclear”.

Ya en la noche del jueves, al confirmar la respuesta de Trump a la oferta de Kim, la portavoz de la Casa Blanca había adelantado que las sanciones adoptadas por Washington permanecerían en vigor hasta que las conversaciones alcances algún resultado.

Apoyo internacional al diálogo

Esta posición es compartida por uno de los principales aliados asiáticos de Washington, el gobierno de Japón, que también defendió la manutención de la política de presión sobre Pyongyang.

En un mensaje por televisión, el primer ministro surcoreano Shinzo Abe dijo que apreciaba “enormemente” el cambio de retórica por parte de Corea del Norte con relación a una desnuclearización, pero mantuvo la cautela.

“No hay un cambio en la política para Japón y Estados Unidos”, afirmó. “Vamos a seguir ejerciendo una presión máxima hasta que Corea del Norte tome acciones concretas hacia una desnuclearización de una forma que sea perfecta, verificable e irreversible”, dijo.

Para la Casa Blanca, la campaña de “presión máxima” incluyó también insistir ante China, un aliado de Corea del Norte, a asumir un papel más activo para convencer a Pyongyang a abandonar su programa de armas nucleares.

El presidente chino Xi Jinping ya expresó su esperanza en que “Estados Unidos y Corea del Norte entrarán en contacto y dialogarán lo antes posible”.

Para Rusia la reunión es “un paso en la buena dirección” y “necesaria para normalizar la situación”, dijo su canciller Serguéi Lavrov, quien asimismo expresó satisfacción por el encuentro que sostendrán los dirigentes de las dos Corea a fines de abril.

En tanto, la Unión Europea (UE) consideró “que la disposición” de Trump a aceptar la invitación de Kim es “un acontecimiento positivo”, mientras que la canciller alemana Angela Merkel consideró que ofrecía “una luz de esperanza”.

Una “sorpresa”

No obstante, el espectacular anuncio del encuentro entre Trump y Kim pareció tomar por sorpresa al Secretario de Estado, Rex Tillerson, quien se encuentra en una gira por África.

Durante una visita a Yibuti, Tillerson dijo este viernes que la apertura mostrada por Kim fue “un poco una sorpresa para nosotros”, después de un año de agresiva retórica y tensiones militares.

En la víspera, escasas horas antes del anuncio sobre la cumbre, Tillerson se encontraba en Etiopía, y en una conferencia de prensa había opinado que la idea de “negociaciones” directas entre Washington y Pyongyang estaba “aún lejos”.
Al hacer el sensacional anuncio en la Casa Blanca el jueves, el negociador surcoreano Chung Eui-yong había afirmado que Kim está “comprometido con la desnuclearización” de la península coreana y con la interrupción de los ensayos con misiles balísticos.

Precisamente la desnuclearización de la península y el fin de los ensayos balísticos han sido algunas de las prioridades de la diplomacia global en los últimos años, y por eso se trata de una oportunidad.

El propio Trump comentó el jueves en la red Twitter que el gobierno norcoreano ha mencionado una “desnuclearización” y no apenas un “congelamiento” de las pruebas nucleares.

Analistas cautelosos

Pese al amplio respaldo internacional a un eventual diálogo entre Corea del Norte y Estados Unidos, que podría iniciar con la reunión de Trump y Kim Jong-un, algunos analistas miran con recelo el anuncio del jueves.

“Esencialmente le da (a Kim) un estatus de igualdad con el presidente estadounidense y fortalece su intento de que Corea del Norte sea reconocida como país nuclear de facto”, dijo Evan Medeiros, del Eurasia Group y exasesor de Barack Obama.

Jeffrey Lewis, que encabeza el respetado Programa de No-proliferación del este asiático, consideró en Twitter que Trump estaba bailando al son de Kim.

“Kim no está invitando a Trump para rendir las armas de Corea del Norte. Kim invita a Trump para demostrar que su inversión en capacidades nucleares y balísticas obligó a Estados Unidos a tratarlo como a un igual”, concluye Lewis.