El mundo debe enfocarse en mejorar las condiciones de los niños más desfavorecidos para consolidar los avances en salud y educación en los últimos 25 años, estimó la Unicef.

En su informe “Estado Mundial de la Infancia”, la agencia de la ONU dedicada a la infancia, menciona los importantes progresos alcanzados, como una caída de 53% en la mortalidad de niños menores de cinco años o la reducción a la mitad de la pobreza extrema desde 1990.

Pero el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas recomienda acelerar en ese camino, con la vista puesta en los ambiciosos objetivos de desarrollo sostenible fijados para 2030 por la ONU en septiembre pasado.

Para 2030, dice el reporte, incluso si los avances continúan al mismo ritmo, 167 millones de niños vivirán en la pobreza (90% de ellos en África), 69 millones menores de cinco años morirán por causas evitables como enfermedades contagiosas (la mitad en África) y 750 millones de niñas y jóvenes se habrán casado, comprometiendo su futuro.

“Hay todavía un número considerable de niños abandonados“, explicó Justin Forsyth, director general adjunto de la Unicef.

“La mayor parte de los avances logrados hasta ahora, se han concentrado en los niños más fáciles de alcanzar (…) y en intervenciones en materia de salud o nutrición que tienen gran impacto”, añadió.

Pero, agregó Forsyth, “si no nos enfocamos en los desfavorecidos, no profundizaremos estos avances“.

Según Ted Chaiban, director del programa, “los avances no son equitativos“, pues los niños más pobres tienen en promedio dos veces más riesgos de morir antes de los cinco años que los más favorecidos.

Esa relación es aún mayor en África, India o Pakistán, agravada por los conflictos (250 millones de niños viven en zonas de conflicto), el desplazamiento de 60 millones de personas (30 de ellas niños) y el calentamiento global.