La comunidad internacional expresó el martes su indignación por el ataque “atroz” y “deliberado” del que fueron víctimas 10 periodistas en Kabul el lunes, cuando en otro atentado once niños perdieron la vida en el sur de Afganistán.

La capital afgana se vio sacudida el lunes por un doble atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico que dejó al menos 25 muertos, incluidos nueve periodistas. Entre ellos el jefe del servicio fotográfico de la AFP en Kabul, Shah Marai, de 41 años.

Horas más tarde, un reportero afgano de la BBC fue abatido en un tiroteo en Jost (sudeste).

El primer ataque de Kabul estuvo dirigido contra la sede de los servicios de inteligencia afgano (NDS). En el segundo, un kamikaze que portaba una cámara se hizo estallar en medio de los periodistas que habían acudido a cubrir el ataque, según la policía.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) dijo que se trataba del ataque más mortífero contra la prensa desde la caída de los talibanes, en 2001.

Entre las víctimas había periodistas de Radio Free Europe, de la televisora afgana Tolo News y de 1TV.

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, expresó su “indignación” tras el doble atentado, que también provocó 49 heridos.

“La selección deliberada de periodistas en el ataque resalta, una vez más, los riesgos que enfrentan los profesionales de los medios”, afirmó el máximo dirigente de la ONU.

La Casa Blanca calificó de “acto atroz” el doble atentado del lunes en Kabul. “No hay absolutamente ninguna justificación para un acto tan insensato y atroz”, declaró la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, quien agregó que Estados Unidos “condena firmemente” estos atentados.

En el tercer ataque, once niños murieron y 16 personas resultaron heridas, incluidos militares rumanos y afganos, cuando otro kamikaze hizo estallar su coche bomba contra un convoy de la OTAN en la provincia de Kandahar (sur).

“Éstas son las cosas normales de personas que no pueden ganar en las urnas: se vuelcan hacia las bombas”, reaccionó el secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, en referencia a las elecciones legislativas que deben celebrarse en octubre en Afganistán, con tres años de retraso.

“La muerte de periodistas y otra gente inocente es un gran testimonio de lo que defendemos, y más importante de a lo que nos oponemos”
, dijo Mattis a los periodistas en el Pentágono.

El secretario de Estado Mike Pompeo también condenó estos ataques “bárbaros y sin sentido”.

La BBC confirmó que su reportero Ahmad Shah, de 29 años y quien trabajaba para la cadena desde hace un año, murió de un disparo de unos hombres armados no identificados en Jost y que la policía investigaba sus motivaciones.

“Peligro sin cese”

Los ataques se producen pocos días después de que los talibanes anunciaran el inicio de su ofensiva de primavera, rechazando una oferta de negociaciones de paz del presidente afgano, Ashraf Ghani.

La ONU debe enviar “una señal fuerte a la comunidad internacional y a los protagonistas locales nombrando un representante especial para la protección de los periodistas”
, declaró el secretario general de RDF, Christophe Deloire, cuya organización registró 34 periodistas muertos en Afganistán desde 2016.

Nacido en Kabul en 1977, Shah Marai trabajaba para la AFP en la capital afgana desde 1996 y se había convertido en un pilar para la oficina de la agencia. De grandes ojos azul claro, contribuyó ampliamente a la cobertura del Afganistán bajo los talibanes y los acontecimientos tras la invasión estadounidense de 2001.

Durante su carrera con la AFP, fue golpeado y amenazado por los talibanes, y perdió a varios allegados en el conflicto en su país, como su compañero y amigo Sardar Ahmad, periodista sénior de la oficina de Kabul, quien murió en marzo de 2014 junto a su esposa y dos de sus tres hijos en un ataque reivindicado por los talibanes.

Marai deja dos esposas y seis hijos, de los que la más pequeña nació hace apenas dos semanas.

Marai fue enterrado el lunes al final de la jornada en su localidad natal, en la llanura de Shamali, al norte de Kabul.

“Esta tragedia nos recuerda el peligro sin cese al que deben enfrentarse nuestros equipos sobre el terreno y el papel fundamental de los periodistas para la democracia”, reaccionó Fabrice Fries, presidente de la AFP.