Varios “misiles enemigos” apuntaron el domingo por la noche a “posiciones militares” del régimen sirio en las provincias vecinas de Hama y Alepo, en un acto que la agencia oficial de prensa Sana calificó de “agresión”, sin identificar sus autores.

La ONG Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) confirmó esos lanzamientos de misiles, y aseguró que había “elementos iraníes” estacionados en dos de las bases atacadas.

El 9 de abril, el régimen sirio y su aliado iraní acusaron a Israel de atacar con misiles la base militar T-4 en el centro de Siria, en la que murieron al menos 14 combatientes, incluidos siete iraníes.

Cinco días después, el 14 de abril, Estados Unidos, Francia y Reino Unido bombardearon posiciones militares del régimen, en represalia por un presunto ataque químico perpetrado en la ciudad de Duma, un bastión rebelde de Guta Oriental, en el que fallecieron decenas de personas, según servicios de salud locales.

“Una nueva agresión apunta con misiles enemigos varias posiciones militares en las provincias de Hama y Alepo”, respectivamente en el centro y el norte del país, informó Sana citando una fuente militar.

Israel y Siria están oficialmente en estado de guerra y sus relaciones han sido especialmente tensas en los últimos años, ya que tres enemigos de Israel actúan en el conflicto sirio: el propio régimen de Damasco, Irán y el Hezbolá libanés proiraní.

“No permitiremos ninguna implantación iraní en Siria”, había avisado en abril el ministro israelí de Defensa, Avigdor Lieberman.

Desde el comienzo de la guerra en Siria en 2011, Israel realizó numerosos ataques aéreos contra objetivos en el país, especialmente contra Hezbolá.

El conflicto, que empezó en 2011 cuando el régimen de Bashar al Asad reprimió a sangre y fuego una serie de manifestaciones pacíficas, se convirtió en una guerra compleja, con varios países extranjeros y grupos yihadistas implicados, causando más de 350.000 muertos y millones de desplazados a la fecha.