Israel advirtió este jueves que sus consignas de tiro aplicadas en la frontera con la Franja de Gaza el pasado 30 de marzo, cuando murieron 18 palestinos por disparos de bala, seguirán siendo las mismas durante las nuevas manifestaciones previstas para el viernes.

Al mismo tiempo, los palestinos se preparaban para esta nueva jornada de protesta de alto riesgo.

El 30 de marzo fue el día más sangriento desde la guerra de 2014 entre Israel y el movimiento islamista Hamas, que controla la Franja de Gaza.

Pese a las críticas de la ONU y de la Unión europea, que reclamaron una “investigación independiente” sobre el uso de balas reales por parte de Israel, los responsables israelíes rehusaron modificar sus consignas de tiro para las manifestaciones previstas tras la oración de este viernes.

Si hay provocaciones, habrá una dura reacción, como la semana pasada. No tenemos intención de cambiar las consignas de tiro, seguimos en la misma línea” advirtió el ministro de Defensa Avigdor Lieberman en la radio pública.

“Operación terrorista”

“No nos enfrentamos a una manifestación, sino a una operación terrorista. Prácticamente todos los que participan en ella reciben un salario de Hamas o de la Yihad Islámica”, otro grupo palestino radical, añadió el ministro.

En este contexto, la ONG israelí de izquierda B’Tselem lanzó el jueves una campaña pidiendo a los soldados israelíes que no disparen contra palestinos desarmados durante las manifestaciones.

B’Tselem ha publicado anuncios en la prensa con el título “Lo siento comandante, no disparo”.

“Soldado, las consignas de disparar que pueden provocar la muerte de civiles que no presentan peligro para vidas humanas, son ilegales”, indica la ONG.

El llamamiento fue criticado por el ministro de Seguridad Interior, Gilad Erdan, quien afirmó a la radio militar que solicitó al fiscal general que impute a B’Tselem por “incitación a la sedición”.

Por su parte Liebermann calificó a la ONG de estar integrada por “mercenarios”.

Nuevas víctimas

El balance de muertos subió a 20 este jueves con el fallecimiento de un palestino durante un bombardeo aéreo israelí en la frontera con Gaza, y el deceso de otro, gravemente herido el 30 de marzo.

El ejército israelí había anunciado previamente que uno de sus aviones atacó a un palestino armado cerca de la frontera.

La protesta palestina, que consiste en seis semanas de manifestaciones a lo largo de la valla de seguridad entre Gaza e Israel, fue convocada por la sociedad civil para exigir el “derecho de retorno” de los refugiados palestinos y denunciar el estricto bloqueo impuesto por Israel en Gaza.

Hamas anunció que pagaría indemnizaciones de 3.000 dólares a las familias de los manifestantes muertos y 500 dólares a los gravemente heridos.

Entre las próximas fechas de alto riesgo figura sobre todo, a mediados de mayo, el traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.

Este es otro de los temas de enfrentamiento entre israelíes y palestinos, sobre todo desde que el presidente estadounidense Donald Trump decidiera reconocer la Ciudad Santa como capital de Israel y trasladar allí su embajada.

Las próximas semanas serán particularmente tensas pues el 15 de mayo se inicia el ayuno musulmán del Ramadán y la conmemoración de la “Nakba” (“catástrofe” en árabe) que supuso para los palestinos la proclamación del Estado de Israel en 1948.

Todo ello se produce, además, en un contexto de desesperanza en la Franja de Gaza, azotada por las guerras, la pobreza, la reclusión y el bloqueo al que está sometida.