Soldados turcos ingresaron este domingo en una región del norte de Siria controlada por los kurdos, en el segundo día de una gran ofensiva contra la milicia kurdo-siria, considerada “terrorista” por Turquía, con el riesgo de agravar el conflicto que asola al país.

Citado por medios turcos, el primer ministro Binali Yildirim anunció que los militares entraron en territorio sirio a las 11:05 locales en la región de Afrin, controlada por la milicia kurda de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), también atacada por la aviación y la artillería de Ankara.

La ofensiva turca corre el riesgo de tensar aún más las relaciones entre Ankara y Washington, que este domingo llamó a la “retención” a Turquía.

Estados Unidos apoya una coalición árabo-kurda, de la que forman parte las YPG, para combatir a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

Irán, que patrocina con Moscú y Ankara el proceso de Astaná que permitió crear zonas de distensión en Siria, expresó por su parte su preocupación y pidió a Ankara ejercer un “papel constructivo” en la solución de la crisis siria.

Francia instó a Ankara a poner fin a su ofensiva y pidió una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU ante la escalada militar en Siria marcada por la ofensiva, pero también los bombardeos del régimen sirio, especialmente en Idlib (noroeste).

En el segundo día de esta operación, bautizada “Rama de Olivo”, el ejército turco afirmó haber destruido “45 objetivos”, entre ellos escondites de armas.

Según la oenegé Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), 18 personas, la mayoría civiles, murieron en los bombardeos desde su inicio el sábado. Ankara afirma que solo alcanzó a “terroristas” y acusa a las YPG de “propaganda”.

Por su parte, las autoridades turcas acusaron a las YPG de haber iniciado el lanzamiento de cohetes contra dos ciudades fronterizas turcas, que dejaron un muerto y cerca de 40 heridos, un balance que no se ha podido verificar de manera independiente por el momento.

En una advertencia inédita, el presidente Recep Tayyip Erdogan afirmó que cualquiera que se manifestara en Turquía contra la ofensiva “pagaría un alto precio”.

Las fuerzas de seguridad turcas impidieron este domingo la celebración de dos concentraciones, en Diyarbakir (sureste) y en Estambul, según corresponsales de la AFP.

Tanques en la frontera

Un corresponsal de la AFP en zona turca vio este domingo cómo cuatro piezas de artillería turca abrían fuego en dirección de los pueblos de la región de Afrin, y un convoy de tanques y de militares turcos esperaban para entrar en Siria.

El jefe de la diplomacia turca Mevlut Cavusoglu afirmó que las fuerzas de Ankara tomaron “pueblos” controlados por las YPG en la región de Afrin, sin dar más detalles.

Los combatientes kurdos “van a huir y nosotros los perseguiremos”, lanzó Erdogan durante un discurso en Bursa (noroeste). “Si Dios quiere, terminaremos esta operación en muy poco tiempo”, añadió.

En reacción a las informaciones sobre la entrada de soldados turcos en Siria, las YPG afirmaron haber frenado una incursión. “Turquía quería entrar en Afrin, pero hemos frenado su ataque” afirmó un portavoz de las YPG, Birusk Hasaké.

Turquía acusa a las YPG de ser el brazo sirio del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que lleva a cabo desde hace 30 años una rebelión armada en el sureste de Turquía, poblado mayoritariamente por kurdos, y considerada por Ankara y sus aliados occidentales como una organización “terrorista”.

Se trata de la segunda ofensiva turca en el norte de Siria, después de la de agosto de 2016 lanzada para empujar al EI hacia el sur, pero también para detener la expansión de los combatientes kurdos.

Aprovechando el conflicto sirio, que ha dejado más de 340.000 muertos desde 2011, los kurdos sirios -mucho tiempo marginados- instalaron en 2012 una administración autónoma en Afrin, un territorio aislado de otras zonas controladas por las YPG más al este.

“Degradación”

La ofensiva turca se produce tras el anuncio de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos de crear una “fuerza fronteriza” integrada por combatientes kurdos, proyecto que suscitó la cólera de Ankara.

Según Yildirim, el objetivo de la operación “Rama de Olivo” es establecer una “zona de seguridad” de una extensión de 30 km a partir de toda la frontera turco-siria.

Las amenazas de intervención turca despertaron preocupación en Washington, para quien una ofensiva no iría “en el sentido de la estabilidad regional”.

Ante este ofensiva turca, Rusia llamó a la “moderación” a las partes, pero los analistas consideran que no se puede lanzar ninguna ofensiva importante en Siria sin el aval de Moscú, que controla el espacio aéreo del país en guerra.

Además, el presidente sirio Bashar al Asad condenó este domingo la operación turca en Afrin, y acusó a Ankara de “apoyar el terrorismo”.