El presidente kurdo iraquí, Masud Barzani, convocó este viernes al parlamento de la región autónoma de Kurdistán para “dar un marco legal” al referéndum de independencia, aunque dejó abierta la puerta a negociaciones para postergar esta consulta prevista para el 25 de septiembre.

La asamblea del Kurdistán iraquí se reunirá con ese objetivo a las 19:00 horas locales, 14:00 horas de Chile.

Este referéndum preocupa en los países vecinos, como Turquía o Irán, que temen que aliente las ansias separatistas de sus propias minorías kurdas.

También inquieta a Estados Unidos, que considera que este referéndum supone un obstáculo en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI), llevada a cabo conjuntamente con los kurdos.

Para intentar que se postergue, Estados Unidos y otros países presentaron el jueves a Barzani un “proyecto” que propone “alternativas” al referéndum, según el emisario estadounidense de la coalición antiyihadista en Irak, Brett McGurk.

El presidente kurdo, que insistió en la independencia como “única” opción dejada a los kurdos, se comprometió a responder “rápidamente”.

Antes, su Partido Democrático del Kurdistán (PDK) logró -tras largas negociaciones- ponerse de acuerdo con las otras dos grandes formaciones kurdas, la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), de Jalal Talabani, y Goran, para reabrir una sesión parlamentaria.

Desde hace más de dos años, en efecto, el parlamento kurdo estaba cerrado y el mandato de Barzani expiró en 2015.

Pero éste se ha mantenido en el poder, alegando que Irak y el Kurdistán estaban en plena campaña para expulsar a los yihadistas y que las condiciones impedían la celebración de elecciones.

Esta reunión de la Asamblea del Kurdistán iraquí se celebra después de que el Parlamento federal votara dos veces contra el referéndum de independencia. Cada vez, los diputados kurdos abandonaron la sala en señal de protesta.

Proteger la unidad de Irak

El martes, el Parlamento federal votó contra la celebración de este referéndum para “proteger la unidad de Irak”, y el jueves destituyó al gobernador de la provincia de Kirkuk -rica en petróleo y objeto de disputas territoriales entre el gobierno de Bagdad y las autoridades kurdas- por decidir, en contra de la opinión del Gobierno iraquí, organizar un referéndum en su región.

El Kurdistán iraquí dispone desde 1991 de esa autonomía, que ha sido ampliada a lo largo de los años.

El anunciar en junio la fecha del referéndum, Barzani envió una clara señal, según los expertos, de que Irak entraba en una nueva fase.

Tras tres años de combates para expulsar a los yihadistas -que llegaron a controlar un tercio de su territorio- el país retorna a sus problemas confesionales y étnicos anteriores a la llegada del EI.

Hay temores de posibles enfrentamientos entre los peshmergas (combatientes kurdos) y la miríada de unidades paramilitares diseminadas en todo el país, que podrían disputarse las zonas reconquistadas a los yihadistas.

El influyente comandante chiita Hadi al Ameri, jefe de la organización Badr -poderoso grupo paramilitar iraquí apoyado por Irán- multiplicó recientemente las advertencias contra una “guerra civil”.

El jueves, Turquía advirtió que la organización del referendo “tendrá un precio”, una posición capaz de comprometer la viabilidad de un eventual Estado kurdo ya que el Kurdistán iraquí obtiene la mayor parte de sus ingresos con la exportación de petróleo a través de un ducto que llega al puerto turco de Ceyhan.

Los propios 5,5 millones de kurdos iraquíes llamados a pronunciarse sobre la independencia están divididos respecto a la oportunidad de celebrar ahora esta consulta.