El mayor juicio contra presuntos golpistas del fracasado golpe del 15 de julio en Turquía comenzó este martes cerca de Ankara, en una sala de audiencias construida especialmente para el proceso.

Los 330 acusados, la mayoría miembros de una escuela de oficiales de las Fuerzas Armadas, podrían ser condenados a varias penas de cadena perpetua por su presunta implicación en el intento de golpe del verano pasado iniciado por una fracción disidente del ejército e imputado por Ankara al predicador islamista Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos.

Los cargos son de asesinato, “intento de derrocar el orden constitucional” y “pertenencia a una organización terrorista”.

Según la agencia progubernamental Anadolu, 243 de los acusados están en detención provisoria.

El jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar, forma parte de los demandantes, precisó Anadolu.

El juicio comenzó bajo un importante dispositivo de seguridad en la prisión de Sincan, cerca de Ankara. Un vehículo equipado con un cañón de agua estaba preparado para intervenir mientras un dron sobrevolaba la zona donde se encontraban los allegados de los acusados, constató una periodista de la AFP.

“Nuestros chicos no abrieron fuego, fueron golpeados por el pueblo, y hace ocho meses que están entre rejas”, declaró a la AFP Sündüz Baykara, que apoyaba a un familiar.

“Me dirijo a nuestro presidente, Recep Tayyip Erdogan”, dijo Samet Oral, que tiene a un miembro de su familia en el banquillo de los acusados. “Que vea nuestra situación, el estado en el que estamos… Solo queremos justicia”, añadió.

“Estar listos”

La sala de audiencias fue construida para acoger hasta 1.558 personas. Los acusados estaban rodeados por los agentes de las fuerzas de seguridad.

El primero en ser interrogado, el cadete Abdülkadir Kahraman, afirmó que la noche del golpe las tropas recibieron municiones tras ser informados por su superior de que había un ataque terrorista.

Otros acusados hicieron declaraciones similares, entre ellos Arif Ozan Demir que afirmó que su comandante pidió a los soldados que “estuvieran listos”, hablando de un ataque.

Ahmet Tamur, otro cadete, citado por Anadolu, aseguró que un teniente coronel le dijo: “Hay ataques fuera, tienen que garantizar la seguridad del pueblo. Los hemos entrenado para este día, si es necesario utilicen sus armas”.

“En la población, hay gente que nos atacó, otros nos protegieron”, agregó Tamur.

Este proceso es el último hasta la fecha que se ha celebrado en Turquía contra los presuntos golpistas, miles de los cuales ya están siendo juzgados, o lo serán, en todo el país.

Antes de Sincan, el mayor proceso fue el que empezó el mes pasado en Erzurum, en el noreste de Turquía, contra 270 presuntos golpistas.

La semana pasada, empezó en Mugla (oeste) un proceso muy mediatizado contra 47 personas acusadas de haber querido secuestrar o asesinar al presidente Erdogan durante la noche de la intentona golpista.

Por el momento, solo se ha dictado una sola sentencia, contra dos soldados de Erzurum que fueron condenados a cadena perpetua.

Ankara acusa a Fethullah Gülen, instalado en Pensilvania, de ser el instigador del golpe, lo que Gülen niega rotundamente. Turquía ha pedido en múltiples ocasiones a Estados Unidos su extradición.

Los proceso judiciales lanzados tras la intentona golpista son de una envergadura sin precedentes en Turquía, donde más de 43.000 personas han sido detenidas en las purgas aplicadas desde que el 15 de julio entrara en vigor el estado de emergencia.