El presidente sirio, Bashar al Asad, afirmó que las negociaciones entre el régimen y los rebeldes, previstas a partir del lunes en Astaná, se centrarán en un refuerzo del alto el fuego en vigor desde finales de diciembre.

“Creo que al comienzo se centrarán y se dará prioridad” al alto el fuego
, declaró a la televisión pública japonesa TBS, según fragmentos publicados el jueves por la presidencia siria.

“Esto protegerá la vida de la gente y permitirá llevar ayuda a las distintas regiones de Siria”, dijo.

Las negociaciones, auspiciadas por Turquía, que apoya a los rebeldes, y por Rusia e Irán, aliados del régimen, comenzarán el lunes en la capital de Kazajistán.

Moscú y Ankara promovieron un alto el fuego entre las fuerzas del régimen y los rebeldes que está en vigor desde el 30 de diciembre pese a esporádicos brotes de violencia, sobre todo cerca de Damasco.

“Creemos que la conferencia adoptará la forma de unas negociaciones entre el gobierno y los grupos terroristas para desembocar en un alto el fuego y permitir a estos grupos unirse a los acuerdos de reconciliación en Siria”, añadió el jefe del Estado.

Damasco concluyó acuerdos “de reconciliación” que desembocó en la partida de rebeldes -calificados de terroristas por el régimen- a cambio del final de los bombardeos y de los asedios.

Bashar al Asad estimó que si se concluyeran acuerdos similares los insurgentes “tendrían que deponer las armas y se beneficiarían de una amnistía del gobierno.
Es lo único que se puede esperar en este momento”.

Tanto la ONU como los grupos rebeldes son muy críticos con este tipo de acuerdos.

La mayor parte de los grupos rebeldes anunciaron su participación en las negociaciones de Astaná. Pero el principal de ellos, Ahrar al Sham, no acudirá.