Las autoridades turcas buscaban este domingo al hombre que mató a 39 personas, de las cuales al menos 15 de ellas extranjeras, al abrir fuego contra una famosa discoteca de Estambul durante la Fiesta de Año Nuevo.

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El ataque marca un sangriento inicio de año en Turquía, tras un 2016 en el que el país se vio sacudido por numerosos atentados y un golpe de Estado fallido.

El atacante empezó a disparar en el famoso y exclusivo club Reina, situado a orillas del Bósforo.

La televisión NTV afirmó que el atacante había disparado entre 120 y 180 veces, sembrando el pánico durante unos siete minutos, lo que hizo que incluso algunas personas se lanzaran a las gélidas aguas del estrecho para escapar.

El primer ministro turco Binali Yildirim calificó de “infundadas” las informaciones aparecidas en la prensa según las cuales el asaltante iba disfrazado de Papa Noel, y explicó que el agresor había dejado el arma en el lugar de la masacre y había “aprovechado la anarquía” del momento para huir.

“Las operaciones de búsqueda del terrorista están todavía en curso. Espero que sea capturado rápidamente”, declaró el ministro del Interior, Suleyman Soylu, que habló de “atentado terrorista”.

Según el último balance provisional de las autoridades, 39 personas murieron, de las cuales al menos 15 extranjeros y 65 resultados heridas en este ataque que aún no ha sido reivindicado y que el gobierno de momento no ha achacado a ningún grupo en particular.

Aunque por el momento, los responsables turcos no han precisado las nacionalidades de las víctimas extranjeras, habría al menos un ciudadano belgo-turco, una franco-tunecina, una israelí, tres jordanos, dos tunecinos, tres libaneses, varios saudíes, un libio, dos indios y varios marroquíes.