Israel no devolverá los cadáveres de atacantes palestinos a sus familias, anunció este jueves un portavoz del ministerio de Defensa, al día siguiente de un ataque armado de dos palestinos en pleno centro de Tel Aviv.

Es la primera decisión del nuevo ministro israelí de Defensa, el ultranacionalista Avigdor Lieberman, desde que tomó el cargo el 30 de mayo de este puesto que supervisa la acción del ejército en los Territorios Palestinos.

La confiscación de los cuerpos se percibe muy mal del lado palestino, cuyas familias quieren enterrar a sus muertos lo antes posible, de acuerdo con la tradición musulmana.

Aunque los dos autores del atentado de Tel Aviv no murieron, Lieberman ordenó que los cuerpos de los palestinos abatidos en los ataques antiisraelíes no sean entregados a sus familias, indicó a la AFP uno de sus portavoces.

El miércoles, dos palestinos de unos veinte años sembraron el terror abriendo fuego hacia las 21:30 hora local contra los clientes de las terrazas de los restaurantes en Sarona, un animado barrio de Tel Aviv. Dos hombres y dos mujeres murieron y cinco personas resultaron heridas. Los atacantes fueron detenidos, uno de ellos herido gravemente de bala.

Las imágenes de videovigilancia muestran el horror de los tiroteos. Dos hombres vestidos con traje y corbata, con aspecto de hombres de negocios, abrieron fuego con dos pistolas en el restaurante Max Brenner. Una de las víctimas fue abatida a quemarropa, uno de los asaltantes perdió su cargador y el otro apuntó con su arma al suelo cuando ésta se le atascó.

Demoliciones como castigo

Al día siguiente de la tragedia, el restaurante estaba abierto y medio lleno, para demostrar que la vida continúa y en el exterior decenas de adolescentes cantaban al son de una guitarra. “No tengas miedo, sé fuerte si estás solo”, decía una de las canciones.

Los autores del ataque fueron identificados como Jaled Mohammad Majamrah y Mohamad Ahmad Majamrah, un estudiante y un obrero de 22 y 21 años respectivamente, primos y nacidos en Yatta, una localidad cercana a Hebrón, polvorín del sur de la Cisjordania ocupada.

Después del atentado, durante la noche, numerosos soldados israelíes entraron en Yatta, registrando casas y efectuando detenciones, según el ejército. El padre de Mohamed Ahmad Makhamrah indicó que los soldados tomaron las medidas de su casa, ritual que suele preceder a una demolición como castigo.

Un consejo de ministros reducido, presidido por el primer ministro Benjamin Netanyahu cerca de los lugares del atentado, ratificó el cierre efectivo de Yatta.

Las autoridades israelíes decidieron también anular decenas de miles de permisos de entrada a Israel a los palestinos de Cisjordania y, en una menor medida, a Gaza, que les permite encontrarse con los suyos e ir a rezar a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este durante el mes sagrado del ayuno musulmán. Según Israel, 83.000 palestinos se ven afectados por esta medida.

El test Lieberman

Las reuniones familiares en territorio israelí y la posibilidad de ir a rezar a Jerusalén Este, anexionado y ocupado por Israel, con ocasión del ramadán son una importante tradición para los palestinos.

El ejército anunció también el envío de cientos de soldados suplementarios en Cisjordania.

Este atentado supuso el primer test para el nuevo ministro de ultraderecha, cuyos primeros pasos son observados muy de cerca para saber si aplicará la retórica bélica por la que es conocido, o si perpetuará el pragmatismo de su predecesor.

Ordenando la confiscación de los cuerpos de asaltantes palestinos, Lieberman rompe así con la política de su predecesor, Moshé Yaalon, partidario de devolver los restos a los familiares para no soliviantar los ánimos.

“No voy a detallar las medidas que vamos a tomar, pero no tengo la intención limitarme a declaraciones”, dijo durante una visita al restaurante Max Brenner.

Israel, Jerusalén y los Territorios Palestinos viven una ola de violencia que ha costado la vida a 207 palestinos, 32 israelíes, dos estadounidenses, un eritreo y un sudanés desde el 1 de octubre, según un recuento de la AFP.

La mayoría de los palestinos muertos eran autores o presuntos autores de ataques.