Los padres del pequeño Alfie, un bebé británico de 23 meses en estado terminal, sufrieron el miércoles un nuevo revés de la justicia de su país que rechazó un recurso para trasladar a su hijo a Italia para continuar un tratamiento, en vez de dejarlo morir.

La justicia británica determinó que las apelaciones presentadas separadamente por el padre y la madre del niño de 23 meses “deben ser rechazadas”, declaró el juez Andrew McFarlane, de la Alta Corte de Londres.

Con el apoyo del papa Francisco y del gobierno italiano, el objetivo de los padres del pequeño Alfie era que se les permitiera trasladar a Italia a su niño en estado semivegetativo, luego que los médicos británicos decidieron detener el tratamiento que le aplicaban.

El Hospital Alder Hey de Liverpool (noroeste) desconectó el lunes al niño del soporte vital, con el permiso de la justicia, porque los médicos consideran que no hay esperanzas de recuperación y mantenerlo en vida es prolongar su agonía.

Los padres de Alfie han publicado fotos del niño en internet, buscando obtener ayuda del público británico para obtener los permisos necesarios.

Alfie Evans | Facebook
Alfie Evans | Facebook

Sin embargo, el apoyo del papa Francisco a los padres y la oferta de un hospital de Roma -administrado por el Vaticano- de recibir al pequeño, que recibió rápidamente la nacionalidad italiana, impulsó a los padres, Tom Evans y Kate James, a presentar el enésimo recurso.

El caso ha provocado un gran debate en el Reino Unido sobre los límites de la justicia o la medicina, y ha despertado enorme interés en Italia.

“Podría estar en Italia a estas horas”, lamentó el martes el padre del niño, Tom Evans. “Yo no abandono, porque Alfie respira, no sufre”.

Evans hizo estas declaraciones el martes, después que el magistrado Anthony Hayden asegurara, en una audiencia especial en Mánchester, en el noroeste del país, que este caso de larga data había llegado a su “capítulo final”, rechazando la petición de la familia para trasladar a Italia a este niño.

La Alta Corte de justicia británica, la Corte de Apelación, la Corte Suprema, y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya habían rechazado la petición de los padres.