El exdirigente político de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, siguió negando todo genocidio ante los jueces este martes, el último día de una apelación que busca anular su condena a 40 años de prisión.

En 2016, el Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia (TPIY) le halló culpable de genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad durante el conflicto de Bosnia (1992-1995).

“Nunca hubo un plan criminal, ni de homogeneización de civiles o de territorio”, dijo el serbio de 72 años defendiéndose con la ayuda de dos abogados ante el Mecanismo para los Tribunales Penales Internacionales (MTPI) de la ONU, que ha tomado el relevo del TPIY.

El día anterior, el expresidente de la entidad de los serbios de Bosnia, la República Srpska, acusado de la matanza de Srebenica y del asedio de Sarajevo, ya había denunciado los “mitos” sobre el desplazamiento de poblaciones por motivos étnicos.

“Los serbios, los croatas y los musulmanes formaban un solo pueblo. Sentimos que los musulmanes eran parte de nuestra gente, pero querían separarse”, dijo este martes, acusándolos de atacar a los serbios.

“Nuestro principal deseo era que los musulmanes se quedaran con nosotros en Yugoslavia”, aseguró.

La defensa considera que el proceso ante el TPIY había sido “injusto”. “Para nosotros, la sala de apelaciones debe llevar a cabo un nuevo juicio o, en cualquier caso, que se revise el fallo”, declaró la abogada Kate Gibson ante los cinco jueces del MTPI.

Por su parte, la acusación desmintió metódicamente cada uno de los 50 motivos de apelación presentados por la defensa.

“Karadzic y sus colaboradores sabían que estarían obligados a a provocar ríos de sangre para obtener un territorio étnicamente puro”, declaró Katrina Gustafson, una de las fiscales.

En su veredicto, el TPIY consideró que el acusado, “punta de lanza de las estructuras militares, políticas y gubernamentales” de los serbios de Bosnia, buscó dividir el país.

El expsiquiatra fue hallado culpable en primera instancia por los asesinatos perpetrados en Srebenica. Casi 8.000 hombres y niños musulmanes murieron en julio de 1995 en esta masacre, la más sangrienta en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.