La huelga de los ferroviarios franceses ha costado ya “un centenar de millones de euros” a la compañía estatal de ferrocarriles, declaró el lunes su director general, Guillaume Pepy, mientras continúa el pulso entre los sindicatos y el gobierno de Emmanuel Macron.

Los sindicatos ferroviarios, que protestan contra una reforma del gobierno para modificar los estatutos de la compañía estatal SNCF, tienen programados 36 días de huelga en menos de tres meses, hasta finales de junio, a razón de dos días cada cinco.

El movimiento ha costado “unos 20 millones de euros diarios”, estimó Pepy, en declaraciones a la radio RMC y la televisión BFM, cuando se cumple el cuarto día de huelga.

“Francia no está paralizada”, aseguró Pepy, pero “los usuarios están siendo penalizados”, agregó.

Además de las perturbaciones en el tráfico ferroviario, la huelga afectaba también a los automovilistas, con la formación de grandes embotellamientos. El lunes se registraban 375 km de atascos en la región de París, frente a los 280 km que se registran habitualmente.

Sindicatos y gobierno se echan mutuamente la culpa por esta situación de bloqueo que afecta cada día a millones de franceses.

El primer ministro, Édouard Philippe, dijo el domingo que el ejecutivo está decidido a poner en marcha su reforma y señaló que las grandes líneas del proyecto “no son negociables”.

“Nadie quiere un conflicto que dure pero por el momento estamos frente a un muro”, replicó el líder sindical Philippe Martínez. Para el líder de la CGT francesa, los ferroviarios no tienen “otra” opción más que hacer huelga. “Es el gobierno el que nos obliga a actuar así”.

Macron lanza una ofensiva mediática

Además del fin del estatuto especial de sus trabajadores para los nuevos empleados, los sindicatos protestan contra la voluntad del gobierno de convertir a la SNCF en una sociedad anónima pública y de abrir el sector ferroviario a la competencia.

Un fondo común de apoyo a los huelguistas, lanzado por unos treinta intelectuales de izquierda, superaba el lunes los 500.000 euros.
“Cuanta más solidaridad hay, más se demuestra que esta lucha es justa”, comentó Martínez.

Una opinión que no comparte Nathalie, una usuaria entrevistada en la estación parisina de Montparnasse, que afirma no sentir “ninguna” simpatía por esta huelga que le da “muchos dolores de cabeza”.

Mientras tanto, Emmanuel Macron, que se ha mantenido en un discreto segundo plano desde que se inició el conflicto, lanzó una ofensiva mediática el lunes con el anuncio de dos entrevistas televisivas esta semana.

Hasta ahora, Macron, que asumió la presidencia francesa hace menos de un año, ha concedido pocas entrevistas a canales de televisión franceses.

Según especialistas de comunicación política, este giro es una muestra de su deseo de explicar personalmente sus reformas frente a un contestación en alza.

Para Dominique Wolton, experto en comunicación política en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), aunque “todo el mundo lo incite a hablar” sus palabras no serán “audibles”.

Según él, el hecho de que el joven presidente de 40 años multiplique los anuncios de reformas desde su elección crea “un efecto de saturación”.

Paralelamente al paro ferroviario, los sindicatos de la aerolínea Air France convocaron una huelga para exigir un aumento salarial. La dirección de la compañía estimó que el martes un cuarto de sus vuelos no podrán ser operados.

Esta será la sexta jornada de protesta en la aerolínea desde febrero y seguirá el miércoles. Los sindicatos anunciaron nuevas huelgas para el 17, 18, 23 y 24 de abril.