El gobierno ruso exigió al Reino Unido que “se disculpe” después de que el laboratorio británico que analizó el agente químico utilizado para envenenar a un exespía ruso reconociera que no tenía pruebas de que la sustancia proviniera de Rusia.

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El gobierno británico acusa al Kremlin de haber envenenado a Serguei Skripal y su hija Yulia en la ciudad de Salisbury con un gas neurotóxico.

Dichas acusaciones desataron una ola de expulsiones de diplomáticos entre los países occidentales y Rusia.

“Su teoría no se confirmará en ningún caso porque es imposible confirmarla”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

“El ministro británico de Relaciones Exteriores, que acusó al presidente Vladimir Putin, y la primera ministra tendrán que mirar, de una forma u otra, en los ojos a sus colegas de la Unión Europea” y “de una manera u otra disculparse ante Rusia”, agregó.

El jefe del laboratorio militar de Porton Down, Gary Aitkenhead, afirmó en una entrevista con Sky News que no habían “identificado el origen exacto” del gas, agregando que el gobierno británico había utilizado “otras fuentes para llegar a sus conclusiones”.

El anuncio del laboratorio tuvo lugar en la víspera de una reunión de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) dedicada al caso Skripal.

Putin denunció una “campaña antirrusa” y dijo que esperaba que la reunión de la OPAQ “permita poner punto final” a las acusaciones.