La dirección del partido socialdemócrata alemán aprobó este viernes el principio de un gobierno de coalición con los conservadores de Angela Merkel, de la que depende la supervivencia política de la canciller.

En base al compromiso logrado in extremis entre los negociadores de las dos formaciones tras una sesión maratoniana de más 24 horas, la dirección del SPD “nombrará una comisión” encargada de llevar a cabo las negociaciones con los conservadores sobre un acuerdo detallado de coalición, señala el SPD en un comunicado.

Al final, nuestra “base decidirá”, advirtió sin embargo la dirección del SPD en dicho comunicado, recordando que un posible acuerdo tiene que ser obligatoriamente aprobado por los militantes.

Mirando a Europa

El texto establece las grandes líneas de los objetivos del futuro gobierno de coalición y abre el camino a negociaciones detalladas sobre la política. Un proceso que puede durar semanas

De momento, las dos familias políticas, que ya gobernaron juntas en la coalición saliente (2013-17), pusieron de relieve la cuestión europea.

Angela Merkel prometió ante la prensa “un nuevo comienzo para Europa” junto a Francia, en un contexto en el que el proyecto europeo está debilitado por el Brexit y el auge de las tendencias nacionalistas.

El jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, se congratuló de estos progresos y que Merkel “pueda avanzar hacia un gobierno de coalición que será útil y que es esperado en Europa y Francia”.

Pero pese al compromiso del viernes, nada es aún definitivo. Por parte de los socialdemócratas, la decisión de entrar en un nuevo gobierno de coalición con los conservadores debería recibir también la luz verde de los delegados del partido durante un congreso extraordinario previsto el 21 de enero y cuyo desenlace es incierto.

Las bases del SPD son muy escépticas ante la idea de volver a servir de apoyo a los conservadores.

En el mejor de los casos, el nuevo ejecutivo será investido a finales de marzo, mientras los socios europeos de Alemania se impacientan.

Arcas públicas llenas

Para intentar convencer a los militantes, Martin Schulz, líder del SPD, habló de un resultado “formidable”.

Aunque no obtuvo todo lo que quería, ni mucho menos. Y eso a pesar de la buena situación en la que se encuentra la primera economía europea, cuyas arcas públicas no han estado tan llenas desde la reunificación, con más de 38.000 millones de euros de excedente.

Los conservadores se negaron a crear un “seguro médico ciudadano”, reclamado por el SPD, una especie de Seguridad Social en la que todo el mundo tendría que cotizar para reducir las desigualdades entre seguros privados y públicos.

El SPD tampoco consiguió, como había pedido, aumentar los impuestos sobre las rentas más elevadas.

Respecto a la política migratoria, tema de discordia durante mucho tiempo, los dos bandos acordaron limitar el número de solicitantes de asilo en el país a entre 180.000 y 220.000, como exigían los conservadores.

Alemania acogió a más de un millón de refugiados entre 2015 y 2016, lo que supuso para Angela Merkel un aluvión de críticas y el avance de la extrema derecha en la opinión pública.

Incluso con este acuerdo, el contexto político es desfavorable, tanto para los democristianos como para los socialdemócratas. Algunos medios ya calificaron su posible alianza de “coalición de perdedores” puesto que cada uno ya fue sancionado por sus electores en las legislativas.