Rusia conmemoró este martes con un bajo perfil el centenario de la Revolución de Octubre, un sismo político clave del siglo XX, en un momento en que el Kremlin evita glorificar un cambio de régimen por la fuerza.

El Partido Comunista, que sigue siendo la mayor fuerza de oposición en el parlamento ruso, convocó a unos pocos miles de personas cerca de una estatua de Karl Marx, no muy lejos del Kremlin.

En el desfile participaron delegaciones de Italia o de Colombia, entre otros países.

Por su parte, el movimiento de izquierda nacionalista Otra Rusia, liderado por el escritor Eduard Limonov, congregó tan solo a poco más de 500 partidarios, entre ellos muchos jóvenes.

El lunes una veintena de sus simpatizantes fueron arrestados en San Petersburgo.

Muy pocos diarios rusos escogieron abrir sus ediciones del martes con el aniversario del centenario de la Revolución. “¿Gran celebración o gran tragedia?”, escribió en tapa el tabloide Komsomolskaïa Pravda.

Una fecha que durante años fue glorificada, en la actualidad resulta casi perdida en el tiempo. Según un estudio encargado por el Partido Comunista, un 58% de la población ni siquiera está al tanto de las conmemoraciones.

“El país que una vez contó su existencia a partir de Octubre ahora asiste al centenario con un silencio ensordecedor”, resumió el historiador Ivan Kurilla en el diario Vedomosti.

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