La cosecha de uvas para la producción de champaña en Francia fue menor a lo esperado en 2017 debido a las tormentas y el granizo, que dañaron el fruto, informó el viernes la cámara que reúne al sector galo.

“Las frecuentes lluvias que se producen al comenzar las vendimias, cuando la uva llega a su madurez, activan los focos de botrytis (enfermedad de la viña) y obligan a los viticultores a proceder a una selección rigurosa de los racimos”, explicó en un comunicado el órgano interprofesional Comité Champagne.

Las vendimias comenzaron el 26 de agosto en la región de Champagne y son las más precoces desde 1950. Se vieron afectadas por las heladas en la primavera y las condiciones meteorológicas degradadas de agosto.

En la primavera se perdió el 23% de las yemas en toda la apelación por las heladas seguidas de un “excepcional periodo de calor y sol entre mayo y fines de julio”, indicó el comunicado.

Luego, varias tormentas acompañadas con granizo -ocurridas en agosto- deterioraron la calidad de los racimos en algunos sectores, añadió.

Debido al clima y a la necesidad de los viticultores de conservar sólo los racimos sanos, el rendimiento autorizado para el año, que es de 10.300 kilos por hectárea, “no debería alcanzarse en todos los sectores”, precisó.

Subraya que los viticultores que no alcancen este nivel pueden recurrir a la reserva interprofesional “para completar el suministro”.

Las uvas cosechadas presentan una “acidez satisfactoria” y un equilibrio “muy prometedor”, aseguró el comité Champagne.

Su calidad será evaluada en las catas de vinos claros, antes de la segunda fermentación que les dará su efervescencia.