El ministro de Agricultura belga acusó este miércoles a los Países Bajos de no haber informado a sus vecinos europeos del hallazgo en noviembre de 2016 del insecticida fipronil en huevos, cuya presencia generó un escándalo alimentario nueve meses después.

“Cuando una nación como Países Bajos, uno de los mayores exportadores de huevos del mundo, no transmite este tipo de información, plantea un verdadero problema”, declaró Denis Ducarme en una comparecencia ante las comisiones de Sanidad y Agricultura del Parlamento belga.

Decenas de millones de huevos fueron retirados de la venta desde la semana pasada en varios países europeos, por la extensión de esta crisis que se inició en los Países Bajos.

Bélgica quiere aclarar la confusión reinante en torno al origen de la contaminación. Éste fue el primer país comunitario que notificó a la Comisión Europea el hallazgo, el 20 de julio, a través del sistema de alerta establecido para los casos de riesgo para la salud de los consumidores.

Ducarme presentó a los miembros de las comisiones el informe sobre el circuito de contaminación de los huevos entregado el martes por la Agencia Federal para la Seguridad de la Cadena Alimentaria (AFSCA), realizado a solicitud del Gobierno belga.

“La AFSCA, a través de un cierto número de contactos, recibió por casualidad informaciones internas (…) un informe de la agencia neerlandesa (de seguridad alimentaria) transmitido a su ministro (…) que recoge la constatación de la presencia de fipronil en huevos neerlandeses desde finales de noviembre de 2016”, explicó el ministro belga.

Con esta información, “la vigilancia respecto al fipronil debería haberse incrementado, fuertemente”, deploró Ducarme, que tuvo que acudir a explicarse en medio de las vacaciones veraniegas sobre este escándalo que estalló el 1 de agosto.

Ducarme lamentó también que La Haya no hubiera trasmitido ninguna “comunicación oficial”.

El informe de la agencia belga analiza la cronología de los acontecimientos. La fiscalía de Amberes (norte de Bélgica) abrió otra investigación sobre esta misma cuestión el 19 de julio, pero de momento rechaza proporcionar informaciones.

Alerta a inicios de junio

La primera alerta recibida por la AFSCA fue el 2 de junio y procedía de un criador que detectó la presencia de fipronil en huevos durante una prueba de autocontrol, con muestras tomadas dos semanas antes.

La agencia lanzó entonces una serie de pruebas y controles, bloqueó un determinado número de lotes de huevos e intentó remontarse a la fuente de la contaminación siguiendo dos pistas: la alimentación de los animales y el tratamiento contra el ácaro rojo, un parásito que ataca a las gallinas.

Así estableció un vínculo con Países Bajos, a través de una compañía basada en el país y que el ministro no nombró en ningún momento, aunque la prensa belga y neerlandesa señalan a ChickFriend.

Criadores de Bélgica y Países Bajos aseguran que contrataron a esta firma neerlandesa para desinfectar sus gallineros del ácaro rojo.

La AFSCA hizo una primera solicitud de información a su homóloga neerlandesa el 19 de junio, que reiteró en dos ocasiones ese mismo mes, destacó Ducarme, y no obtuvo una respuesta parcial hasta el 13 de julio.

“Un mes sin una mínima información de la agencia neerlandesa, ¿eso qué quiere decir? Quiere decir que no pudimos acceder a la lista de clientes de la empresa neerlandesa, que la agencia no pudo determinar con precisión más temprano el perímetro sospechoso que sí pudo determinar más tarde y que incluye a 86 explotaciones”, lamentó Ducarme.

El ministro no dio ningún nombre de empresa, ni belga ni neerlandesa, garantizando respetar la discreción requerida por la justicia.

También se preguntó sobre la reacción de la AFSCA, que no informó inmediatamente al gobierno belga.

Bélgica retiró huevos por primera vez el martes por la noche, después de que la AFSCA constatara una “incoherencia” en el resultado de un análisis enviado por un laboratorio y que afecta a seis empresas.