La relación entre Turquía y Europa siempre ha sido turbulenta, pero en estas últimas semanas la tensión ha alcanzado niveles inauditos, hasta tal punto de que una ruptura parece ahora posible, especialmente después del referéndum del 16 de abril, según los analistas.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan lo volvió a prometer el domingo: “La cuestión de la UE se pondrá de nuevo encima de la mesa” tras este referéndum que, según el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, podría llevar a Turquía hacia una dictadura.

¿Busca el presidente turco realmente acabar con las negociaciones de adhesión de su país, en punto muerto desde hace años, pero que ninguna de las dos partes está dispuesta a abandonar de forma oficial?

La relación UE-Turquía “nunca ha sido un largo río tranquilo“, observa Jean Marcou, profesor francés de Ciencias Políticas en Grenoble y especialista en Turquía, pero está alcanzando “una intensidad verbal y un deterioro sin precedentes”.

“No podemos estar seguros de si la relación sobrevivirá en los próximos meses”, estima el investigador, que juzga “muy sintomático” que Turquía “rechazara participar en la conferencia sobre Siria” organizada a principios de abril en Bruselas.

Comportamientos “nazi”

Las acusaciones que profirió el mandatario turco contra dirigentes políticos achacándoles comportamientos “nazi” después de que se anularan mítines pro-Erdogan en varios países europeos supusieron un giro en las relaciones.

“Es la ofensa de más”, estima Marc Pierini, del centro de reflexión del Carnegie Europe, ya que “reavivar esta herida es lo peor que se puede hacer a los europeos”. “Quemamos un puente respecto a las relaciones personales”, estima este exembajador de la UE en Turquía.

Los intereses comunes que comparten ambas partes, y que en otras ocasiones han permitido superar los escollos, no han sin embargo desaparecido.

Turquía, miembro de la OTAN, sigue siendo un socio militar ineludible. Y pese a su acercamiento “ambiguo” con Rusia, “se puede difícilmente imaginar una política extranjera turca que se aleje demasiado de Europa”, considera Jean Marcou.

Migrantes

Incluso si Ankara ha amenazado varias veces con romper el pacto migratorio concluido en 2016 con la UE, el acuerdo no ha dejado de traer frutos, con un flujo migratorio que llega a Grecia por el mar Egeo mucho menos importante que en 2015.

“A Turquía también le interesa este acuerdo”, explica Marcou, señalando los problemas generados en los territorios turcos por los flujos migratorios hacia Europa, además de la importante ayuda financiera aportada por la UE.

“La parte económica de la relación es muy sustancial para los dos bandos”, destaca Pierini, recordando que la Comisión Europea había propuesto a finales de 2016 modernizar la unión aduanera entre los dos socios, cuyo valor de intercambios bilaterales de mercancías se ha multiplicado por cuatro desde 1996.

Entre el aumento de la tensión y los intereses convergentes, el resultado del referéndum del 16 de abril podría ser determinante.

“Sorprendente pragmatismo” de Erdogan

En caso de victoria del sí, la ruptura podría ser ineluctable. “Tendremos un sistema unipersonal sin mucho Estado de derecho ni contrapoderes, autoritario y evidentemente en contradicción con los criterios políticos europeos”, anticipa Pierini.

“La hipótesis optimista sería que una victoria del no -o incluso potencialmente una victoria reñida del sí- llevara al presidente turco a reconsiderar su actitud combativa frente a Europa y a intentar reparar la relación”, avanza Asli Aydintasbas, analista para el Consejo Europeo de Relaciones Internacionales.

“Esto pediría avances en la terrible situación de los Derechos Humanos en Turquía“, ya muy degradada tras la ola de represiones que siguieron al fallido golpe de Estado de julio.

“Pero Erdogan es conocido por mostrar un sorprendente pragmatismo en el momento menos esperado”, constata Aydintasbas.

En el fondo, según Jean Marcou, Turquía “ha entendido perfectamente que no entrará en la UE“. La duda para Turquía es saber si tiene que mantenerse como una “eterna candidata” o si “juzgará en un momento que le es más rentable romper con la UE”.

“Es algo que parecía más aberrante hace unos años”, según el investigador, “pero hoy, todavía más con el Brexit, ya no lo es: se puede continuar estando en el juego europeo, sin ser candidato“.