Los padres musulmanes no pueden negarse a mandar a sus hijas a clases mixtas de natación en sus escuelas, decidió este martes la Corte Europea de Derechos Humanos, en respuesta a una familia turcosuiza para quien éstas son contrarias a su religión.

La corte aceptó que el rechazo de las autoridades suizas a exentar a las niñas de dichas clases interfería con la libertad de religión de la familia. Sin embargo, consideró que dicha interferencia está justificada por la necesidad de proteger a los niños de la exclusión social.

La escuela juega “un papel especial en el proceso de integración social, en particular en lo que concierne a niños de origen extranjero“, decidió la corte, con sede en la ciudad francesa de Estrasburgo (este).

Las lecciones de natación “no son sólo para aprender a nadar, sino sobre todo para participar en dicha actividad con todo los demás alumnos”, agregó.

El caso había llegado a Estrasburgo de la mano de una pareja turcosuiza, Aziz Osmanoglu y su esposo Sehabat Kocabas, cuyas hijas nacieron en 1999 y 2001.

Para esos padres, obligar a las niñas entonces preadolescentes a asistir a dichas clases violaba sus creencias.

La corte europea consideró que la justicia suiza había intentado adaptarse a las creencias de la familia permitiendo, por ejemplo, que las niñas llevasen trajes de baño integrales tipo “burkini”.

También estimó que la multa de 1.400 francos suizos (unos 1.375 dólares) impuesta en 2010 a los padres era “proporcional al objetivo perseguido”, que hacerles cumplir la regulación.

Todos los recursos de la pareja fueron rechazados por la justicia suiza, tras lo que acudió a la corte europea.

La decisión de este martes no es definitiva: los padres tienen tres meses para apelar.