Tras el atentado de Berlín, un debate se abre paso entre la opinión pública sobre las medidas de seguridad en Alemania, país que hasta ahora se había librado de sufrir ataques de gran magnitud.

“Este atentado podría haber sido evitado si la plaza hubiera estado protegida por bloques de cemento”, critica Joachim Krause, director del instituto para las políticas de seguridad de la Universidad de Kiel, tras el ataque con un camión que causó el lunes 12 muertos en un mercado navideño de la capital alemana.

“Hay que garantizar sistemáticamente la seguridad en este tipo de plazas”, como en Israel, “pero en Alemania este aspecto ha sido descuidado”, añade, en el diario Handelsblatt.

Los mercados navideños de Hamburgo, Stuttgart y Dresde instalaron vallas de cemento desde el lunes por la noche.

Las autoridades se defienden alegando, como el jefe de la policía judicial alemana (BKA) Holger Münch, que no existe una seguridad total. “Siempre hay un riesgo”, advierte.

“Si adoptamos medidas de seguridad en todas las entradas de los espacios públicos, nos alejamos de la cultura de apertura que es la nuestra”, reaccionó el miércoles el alcalde de Berlín, Michael Müller.

Pero el debate ya está lanzado. El ala bávara (CSU) del partido conservador de la canciller Angela Merkel ha reactivado una campaña que había iniciado hace algunos meses tras los primeros atentados reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI) en Alemania, y cuyo objetivo es autorizar al ejército realizar tareas de seguridad pública.

¿Patrullas de soldados?

“El Bundeswehr (ejército) debería poder aportar su contribución a la seguridad de los ciudadanos allá donde sea necesario, gracias a su material o su entrenamiento”, y ayudar a la policía, pidió el miércoles un miembro del CSU, Florian Hahn, en el grupo de prensa regional Madsack.

Aunque las patrullas de soldados armados son frecuentes en los países europeos golpeados por atentados islamistas, como Francia o Bélgica, son en cambio un tabú en Alemania que, tras el período nazi, limitó voluntariamente en su Constitución las posibilidades de intervención de su ejército.

Tras los atentados islamistas de escasa magnitud registrados en los últimos meses, las autoridades dieron un primer paso autorizando ejercicios conjuntos policía-ejército.

Pero aún se está lejos de una autorización de despliegue en la vía pública. Además, las declaraciones de los políticos son mesuradas, y nadie contempla un posible estado de emergencia.

Un responsable del partido de Merkel (CDU), Klaus Bouillon, generó polémica al hablar de “estado de guerra” en el país tras el atentado de Berlín. De inmediato tuvo que dar marcha atrás.

Primer “verdadero” atentado islamista

“Los alemanes siempre tuvieron la impresión de creer que los atentados solo les ocurre a los demás”, opina Barbara Kunz, investigadora del Comité de Estudios de Relaciones Alemanas (CERA), en una crónica publicada en el sitio internet del diario francés Le Monde.

“Es cierto que el país padeció atentados en el pasado” pero “el riesgo parecía poco real”, añade. Ahora, con este ataque con camión “para muchos alemanes el país ha padecido su primer ‘verdadero’ atentado islamista”.

El vicepresidente de un sindicato de policías (DPoIG), Ernst Walter, exhortó a reforzar las videocámaras de vigilancia y a que se deje de “diabolizar” esta tecnología en un país que tras dos dictaduras en el siglo XX –la de los nazis y la comunista en la RDA– desconfía más que nadie de todos los métodos de vigilancia.

“Si los responsables políticos siguen escondiéndose detrás de la protección de datos personales y la promoción de la libertad individual, complicando el trabajo de la policía, seguiremos teniendo problemas para investigar los futuros atentados”, aseguró Walter en la cadena de televisión ARD.