Los carteros británicos iniciaron el lunes una huelga que podría convertirse en la más larga de su historia, y se sumaron así a los huelguistas del sector ferroviario y de British Airways, en vísperas de las fiestas de Navidad.

Unos 3.500 empleados de Correos (Post Office, público), miembros del sindicato CWU, protestan hasta el viernes contra la supresión de puestos de trabajo y cambios en su régimen de jubilación.

El movimiento afectará a centenares de oficinas en todo el país, al acercarse Navidad, el período más cargado del año.

Un millar de empleados del grupo postal Royal Mail (privatizado en 2013), encargados de la distribución, amenazan con solidarizarse con sus compañeros del Post Office.

Por su parte, los miembros del poderoso sindicato RMT (Rail, Maritime and Transport union) de la compañía Southern Railways anunciaron que proseguían su huelga lanzada la semana pasada, y que afecta a los 300.000 usuarios de los trenes que unen el sur de Inglaterra y Londres.

Cientos de miles de pasajeros se quedaron sin servicio de trenes el pasado viernes por tercer día en la semana anterior.

Por otra parte, cerca de 2.000 miembros del personal de cabina de la compañía aérea British Airways -alrededor del 15%- votaron ir a la huelga, en particular el día de Navidad, para reclamar una subida del sueldo.

El sindicato Unite, que convocó el movimiento, afirma que el personal contratado a partir de 2010 tiene unos salarios tan bajos que tiene que dormir en sus coches entre vuelos.

Sin embargo habrá negociaciones este lunes entre el personal y la empresa.

Por su lado, pilotos de la compañía Virgin Atlantic y empleados del servicio de maletas amenazan con llevar a cabo acciones similares.

Incertidumbre económica

Estas huelgas en serie se producen al cabo de un año especialmente cargado en el ámbito social en Reino Unido: se han registrado 304.000 días de huelga entre octubre 2015 y octubre 2016, según la oficina de Estadística nacionales (ONS), contra 205.000 días en los doce meses precedentes, es decir un alza de un tercio.

El caos provocado por la huelga ferroviaria llevó a un diputado del mismo partido de la primera ministra conservadora Theresa May a pedir que se endurezcan las leyes para hacer huelga en infraestructuras esenciales.

Un video que muestra al presidente del sindicato RMT declarando que desea “derribar al gobierno”, divulgado el domingo por el Sunday Times, ha exacerbado aún más las tensiones.

Una fuente en el seno de Downing Street consideró no obstante este lunes que solamente la negociación puede poner fin a estos movimientos sociales: “Exhortamos a los sindicatos a venir a sentarse a la mesa de negociaciones”, indicó al diario The Guardian.

Las causas de las diferentes huelgas -que van desde el tema de las jubilaciones hasta las condiciones de trabajo- no tienen “aparente” relación entre sí, opina Tom Kerr Williams, asesor en asuntos de empleo en el gabinete PwC, citado por el diario City A.M.

Sin embargo estos movimientos “tienen en común que afectan a empleados que sufren una incertidumbre provocada por la presión económica”, añade.