El Consejo de Seguridad de la ONU analizaba este domingo dos propuestas de resolución sobre Alepo, una de Rusia que plantea asegurar la evacuación voluntaria de esa ciudad siria, y otra francesa -que Moscú prometió vetar- que busca el envío de observadores para vigilar la salida de los civiles.

El embajador ruso, Vitali Churkin, adelantó su veto al borrador francés, que propone el rápido despliegue de observadores de la ONU en Alepo para una vigilancia “neutral”, “adecuada” y “directa” de la evacuación de los civiles sitiados en esa ciudad.

“No podemos permitir que sea aprobado (el proyecto francés) porque es un desastre”, declaró Churkin a los periodistas.

Moscú, que ya opuso seis vetos a resoluciones sobre Siria, es aliado del régimen de Bashar al Asad, y lo apoya con bombardeos aéreos contra los rebeldes.

Churkin estimó que el proyecto francés es “inaplicable y peligroso”, al tiempo que dijo temer que los observadores se conviertan en blanco de “provocaciones”.

“Hay formas adecuadas para lograr los mismos objetivo
s”, agregó.

Por su lado, el embajador francés, François Delattre, afirmó que su país había hecho las máximas concesiones posibles en el texto y que estaba listo a someterla a votación.

“Que cada uno asuma sus responsabilidades”, dijo en declaraciones a la prensa. Sobre un eventual margen de compromiso con Rusia, afirmó: “honestamente, no lo creo”.

“Se trata de una resolución humanitaria. Nuestro objetivo es evitar una nueva Srebrenica”, agregó Delattre en alusión a la ciudad bosnia que en 1995 sufrió la peor masacre de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

En tanto, la propuesta rusa, a la que la AFP tuvo acceso, no menciona el despliegue de observadores e insta a la ONU a hacer “arreglos” para “monitorear la situación de los civiles que permanecen en Alepo”.

Asimismo, subraya “la importancia de asegurar el traslado voluntario, digno y seguro de todos los civiles (…) bajo la supervisión y coordinación de la ONU, hacia un destino de su elección”.

El conflicto en Siria, iniciado en 2011, ya deja 310.000 muertos.

En la zona este de la asediada Alepo quedan unos 40.000 civiles y entre 1.500 y 5.000 rebeldes junto con sus familias, según el emisario de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.