Las autoridades alemanas debían explicar el jueves el fiasco que permitió el suicidio en prisión de un refugiado sirio sospechoso de planificar un atentado en Berlín en nombre del grupo Estado Islámico, una muerte que podría paralizar la investigación.

Para la administración penitenciaria de Sajonia (este), donde se encuentra la prisión de Leipzig en la que estaba detenido Jaber al Bakr, este no presentaba un riesgo de suicidio “inminente”.

Un psicólogo que habló con el detenido lo consideró “tranquilo”, por lo que las autoridades pasaron de vigilar su celda de cada quince a cada treinta minutos, explicó el jefe de la autoridad, Rolf Jakob, en conferencia de prensa.

Jaber al Bakr fue entregado maniatado a la policía el domingo por la noche por tres refugiados sirios. El hombre de 22 años fue hallado el miércoles por la noche ahorcado con su camiseta en su celda de la enfermería del penitenciario, según la prensa alemana.

El ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, pidió una investigación “rápida y completa”.

El incidente renueva las críticas de las que ya es objeto la policía por haber fracasado el sábado en arrestar al sospechoso.

‘Escándalo judicial’

“Estoy increíblemente conmocionado y absolutamente estupefacto porque se haya podido producir esto”, declaró su abogado de oficio, Alexander Hübner, calificando lo sucedido de “escándalo judicial”. Su cliente estaba en huelga de hambre desde su encarcelamiento y había intentado electrocutarse.

La vigilancia en prisión de los yihadistas, en particular los que planificaron atentados suicidas, también despierta interrogantes en otros países.

En Francia, Salah Abdeslam, presunto miembro del comando que perpetró los atentados de París el 13 de noviembre de 2015, está detenido en aislamiento desde abril y bajo vigilancia continua de cámaras de seguridad. Este dispositivo fue aprobado por la justicia francesa por el “carácter excepcional de los hechos terroristas” que se le reprochan.

Este jueves la polémica era mayúscula, más aún sabiendo que las autoridades no tenían informaciones sobre la radicalización del joven sirio, llegado a Alemania en febrero de 2015. Tampoco sabían de sus contactos con los yihadistas de Estado Islámico.

Con la muerte del hombre “es imposible ahora obtener informaciones sobre los preparativos del acto planificado y posibles redes terroristas en Alemania. Es un golpe más a las autoridades”, se indignó Michael Frieser, diputado conservador de la CSU.

“Es una verdadera pesadilla”, insistió por su parte un responsable del partido de la canciller Angela Merkel (CDU), Wolfgang Bosbach.

Vigilado desde hacía un tiempo por los servicios de información interior, Jaber Albakr logró huir la mañana del sábado de su piso de Chemnitz, ciudad vecina de Leipzig, en el Estado de Sajonia, cuando la policía se disponía a detenerlo. Esta fuga desató una primera polémica.

A pesar de un tiro de advertencia de las fuerzas policiales, el hombre logró darse a la fuga y pasaron 48 horas antes de que fuera descubierto.

Las fuerzas del orden habían encontrado 1,5 kg de explosivos en la vivienda que ocupaba en Chemnitz. Según los primeros elementos de la investigación, estaba a punto de cometer un atentado en un aeropuerto berlinés por cuenta del EI.

Estaba en condiciones de pasar al acto “esta semana”, indicó el patrón de la información interior, Hans-Georg Maassen, al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung fechado este jueves.

Según el diario Bild, el sospechoso declaró en los primeros interrogatorios que los tres refugiados sirios que lo entregaron estaban al corriente de su proyecto de atentado.

Zonas de dudas

No obstante, las autoridades se muestran prudentes ante estas acusaciones y no excluyen un acto de venganza contra los tres sirios considerados unos héroes por todo el país desde el pasado lunes.

Merkel les felicitó y varias voces han pedido que sean condecorados o se les conceda la nacionalidad alemana.

El itinerario del sospechoso continúa plagado de dudas. Habría pasado este año “varios meses” en Turquía, según la prensa alemana y habría regresado a “finales de agosto” con una “gran cantidad de dólares”.

Los investigadores no saben sin embargo lo que hizo ni si viajó a Siria.

El peligro que representarían los yihadistas infiltrados en el flujo de 890.000 solicitantes de asilo llegados a Alemania en 2015 genera debate desde hace meses y alimentó la popularidad creciente de los populistas de derecha, socavando la de Merkel.

En este contexto, el gobierno anunció que los servicios secretos tendrían pronto acceso a los expedientes de los solicitantes de asilo.

Los atentados reivindicados por el Estado Islámico dejaron centenares de muertos en el último año en Europa, principalmente en Francia (130 en noviembre y 86 en julio en Niza, además de un cura degollado ese mes) y en Bélgica (32 en marzo en Bruselas).