Han pasado 100 días desde que los británicos aprobaron abandonar la Unión Europea, pero de la salida solo se sabe que no tiene marcha atrás, como sugiere la frase “Brexit es Brexit” de la primera ministra Theresa May.

La falta de detalles está creando alarma entre los inversores y quejas de los políticos, incluyendo de algunos en el mismo Partido Conservador.

El presidente del constructor automovilístico Nissan, Carlos Ghosn, pidió garantías al gobierno de May antes de decidir si sigue invirtiendo en su planta de Sunderland (norte de Inglaterra).

“Si tengo que decidir una inversión en los próximos meses no puedo esperar hasta que termine [el proceso del] Brexit. Tendré que llegar a un acuerdo con el gobierno británico”, dijo desde el Salón del automóvil de París.

Para el diputado laborista y pro-UE Pat McFadden, “‘Brexit es Brexit’ no significa nada. Cien días es tiempo suficiente para esa frase vacía. Es hora de que el gobierno aclare qué quiere de las negociaciones”, dijo este viernes.

Una salida hacia 2019

Para iniciar su salida, Londres tiene que notificarla oficialmente amparándose en el Artículo 50 del Tratado de Lisboa. Ni siquiera está claro cuándo lo hará. May dijo que sería cuando el gobierno esté preparado, y que eso no ocurrirá antes de 2017.

El ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, que fue líder de la campaña Brexit, estimó que podría ser a principios de 2017, pero Downing Street se limitó a repetir que “no será antes de que acabe 2016”.

Una vez ocurra, se abrirá un periodo de negociaciones de dos años, por lo que la salida se concretaría como mínimo en 2019. Varias voces, como la de Johnson o Marin Schulz, presidente del Europarlamento, han alertado de que deberían acabar antes de las elecciones europeas de mayo o junio de 2019, porque considerarían indecoroso que los británicos votaran.

Las negociaciones costarán 65 millones de libras (75 de euros y 85 de dólares) anuales al Reino Unido, en gran parte para contratación de 500 funcionarios, según un informe publicado esta semana por una respetada organización independiente, el Instituto para el Gobierno (Institute for Government).

Brexit “puro y duro”

La posibilidad de que Londres acabe rompiendo con la Unión Europea sin concesiones ni compromisos gana enteros y, de concretarse, podría complicar mucho la vida a las empresas pero también a los ciudadanos ordinarios.

El gobierno conservador de Theresa May lleva a cabo consultas con empresarios desde hace varias semanas con el objetivo de precisar su estrategia negociadora.

Pero los banqueros y empresarios que participaron en las primeras reuniones salieron con la impresión de que empiezan a imponerse los partidarios de una ruptura pura y dura con Bruselas, en vez de quienes quieren conservar el acceso al mercado único, aunque sea al precio de seguir permitiendo la libre circulación de europeos.

“La dinámica política está claramente del lado del Brexit duro”, el “hard Brexit”, como se ha bautizado a esta opción, dijo a la AFP Daniel Hodson, presidente del comité ejecutivo del Foro de Negociaciones para los Servicios Financieros, un lobby euroescéptico. Una salida abrupta “podría provocar daños colaterales”, admitió Hodson.

Los europeos y Bruselas, firmes

La Unión Europea no quiere ningún contacto informal con Londres sobre el Brexit antes de que empiece formalmente el proceso de salida, en lo que se interpreta como un signo de firmeza.

El primer ministro italiano Matteo Renzi advirtió el jueves que “será imposible dar a los británicos más derechos que a otros países fuera de la UE”, en la última de una larga lista de advertencias de dirigentes europeos.

“No puede haber libre circulación a la carta”, dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtiendo contra la tentación de reclamar el acceso al mercado único y restringir la libre circulación de europeos.