El líder socialista Pedro Sánchez reiteró el lunes que su partido votará “no” esta semana a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del gobierno español, después de que éste sumara el apoyo de dos partidos, con el que no le basta para seguir en el cargo.

Sánchez y Rajoy celebraron una reunión de apenas media hora en el Congreso de los Diputados, calificada por el socialista de “perfectamente prescindible”.

El encuentro ocurrió al día siguiente de que el partido Ciudadanos cerrara un acuerdo con el Partido Popular (PP) de Rajoy para respaldar su investidura en la votación del miércoles.

Con el “sí” de Ciudadanos y el de la diputada de Coalición Canaria, un pequeño partido regional, Rajoy irá al debate de investidura con el apoyo de 170 diputados, seis por debajo de la mayoría absoluta necesaria para ser investido presidente del gobierno.

En una segunda votación, prevista el 2 de septiembre, a Rajoy le bastaría con tener más “síes” que “noes”, con lo que tanto el PP como Ciudadanos no dejan de presionar al PSOE para que se abstenga y posibilite la investidura del líder conservador.

Sin embargo, Sánchez se quitó este lunes de encima la presión, afirmando a la prensa que si la investidura fracasa será “responsabilidad exclusiva” de Rajoy por no haber podido articular una mayoría suficiente.

Sánchez arremetió contra el acuerdo PP-Ciudadanos, que incluye 150 medidas, afirmando que obedece a un programa “conservador” y “continuista”, y aseveró que el mismo “perpetúa las políticas económicas lesivas que se han venido practicando e imponiendo en estos últimos cuatro años” de gobierno de Rajoy.

El secretario general del PSOE afirmó que dada la oposición frontal de su partido a Rajoy “estamos en vísperas de la crónica de una derrota política anunciada”. Y apostilló que su partido no se doblega ante el “chantaje” de una posible repetición de elecciones el 25 de diciembre, en caso de persistir el bloqueo político actual.

De su lado, Rajoy dijo que intentará seguir dialogando con el PSOE para desatascar la situación, y redobló su presión diciendo que “desbloquear no supone apoyar, sino simplemente permitir algo tan razonable como que en España haya un gobierno”.

Desde las legislativas de diciembre, España ha estado bajo un gobierno en funciones limitado en sus capacidades.

Esas elecciones produjeron un Parlamento muy fragmentado entre cuatro formaciones (PP, PSOE, el partido antiausteridad Podemos y Ciudadanos), incapaces de formar alianzas para gobernar. Los comicios de junio no modificaron el panorama.