Turquía convocó a un diplomático de alto rango alemán al día siguiente de una marcha en Colonia en apoyo al presidente turco Recep Tayyip Erdogan, pero el gobierno de Alemania no le dio mayor importancia al asunto.

“En las relaciones entre Estados es algo cotidiano, es normal que el representante de un Estado sea convocado por el ministerio de Relaciones Exteriores del país anfitrión”, estimó en una rueda de prensa el portavoz del ministerio alemán de Relaciones Exteriores, Martin Schäfer.

“Por eso no hay nada excepcional”, reiteró, añadiendo que “suponía” que el encargado de negocios alemán había sido llamado a raíz de la “manifestación en Colonia” del domingo.

En la víspera, la justicia alemana había prohibido que Erdogan se dirigiera a los manifestantes de Colonia a través de un video.

Ankara tildó de “inaceptable” que la Corte Constitucional alemana le prohibiera a Erdogan intervenir por videoconferencia en Colonia (oeste) ante miles de sus simpatizantes, por lo que convocó al encargado de negocios alemán a las 13:00 horas locales.

Decenas de miles de simpatizantes de Erdogan se manifestaron en esta ciudad alemana para mostrar su oposición al golpe de Estado fallido del 15 de julio que pretendía deponer al líder turco.

Horas antes de la manifestación, la Corte Constitucional alemana había prohibido que se difundiera por video una intervención en directo de políticos turcos, incluido Erdogan, por miedo a que se desataran altercados.

La decisión causó crispación en Turquía y un portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin, dijo que la prohibición era inaceptable y suponía una “violación de la libertad de expresión y del derecho de reunión”.

Sin embargo, las autoridades alemanas temían que un discurso por videoconferencia de Erdogan aumentara todavía más las tensiones dentro de la diáspora turca en Alemania, la más importante del mundo, formada por 1,55 millones de turcos y una comunidad de tres millones de personas en total, incluyendo a los alemanes de origen turco.

Las relaciones entre Berlín y Ankara se han deteriorado en los últimos meses a raíz de una serie de diferencias, como la resolución votada en el parlamento alemán que califica de “genocidio” la masacre de los armenios bajo el imperio otomano en 1915.