Theresa May se convirtió este miércoles en la nueva primera ministra británica tras recibir el encargo de la reina Isabel II de formar el gobierno que tendrá la tarea de implementar la salida de la UE, para lo cual nombró ministro de Exteriores, al principal partidario del Brexit, Boris Johnson.

May se convierte así en la segunda mujer de la historia en dirigir el gobierno británico, tres semanas después del voto de los británicos para salir de la UE.

La exministra del Interior, de 59 años, sucede a David Cameron, que presentó su renuncia a la reina en el palacio de Buckingham.

A su llegada a la residencia oficial de Downing Street, May prometió que el Reino Unido tendrá un nuevo papel “audaz y positivo” fuera de la UE.

“Tras el referéndum nos enfrentamos a un momento que es un gran desafío a nivel nacional. Y yo sé que porque somos Gran Bretaña vamos a estar a la altura”, declaró.

Reputada por su temperamento combativo y su carácter trabajador, May, hereda un Reino Unido en el que reina la incertidumbre sobre su futuro.

El principal nombramiento fue el del exalcalde de Londres y figura clave del Brexit, Boris Johnson, como ministro de Relaciones Exteriores, mientras que eligió a David Davis, otro prominente partidario de salir del pacto, como negociador del país para implementar el divorcio.

Para la cartera de Finanzas, puesto crítico en el contexto actual, May eligió a Philip Hammond en reemplazo de George Osborne.

Los primeros días de su gobierno van a ser escrutados por los inversores, que buscan signos de estabilidad tras la conmoción de los resultados del referéndum.

La libra se ha recuperado un 4% desde los mínimos en 31 años que tocó la semana pasada. Y el jueves se espera que el Banco de Inglaterra anuncie un ajuste de su política monetaria para hacer frente al deterioro de las perspectivas económicas.

La primera ministra del Brexit

“Brexit significa Brexit y haremos de ello un éxito”, aseguró May el lunes, acabando con las esperanzas de quienes soñaban con una milagrosa permanencia en la UE.

Esta euroescéptica, que se unió al campo de la permanencia sólo durante la campaña del referéndum, ya advirtió que no activaría el artículo 50 del Tratado de Lisboa —que desencadena el proceso de salida de la UE— antes de finales de año.

Impacientes por ver al ejecutivo británico definir su postura, los dirigentes europeos apremiaron a Londres.

El presidente Francés, François Hollande, reiteró su deseo de que las negociaciones se inicien lo “más rápido posible”.

El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, se pronunció en el mismo sentido.

“Estoy impaciente de trabajar estrechamente con usted y de saber cuáles son sus intenciones”, dijo Juncker en una carta difunda en Twitter.

Por su parte el presidente del parlamento europeo, Martin Schulz, felicitó a May. “Ya aclarado el tema del liderazgo, ahora espero que trabajemos rápido para ofrecer seguridad”, dijo.

También el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk dijo esperar una relación de trabajo “fructífera”.

Desde Bruselas, el secretario de Estado del Tesoro estadounidense, Jack Lew, pidió que la UE y el Reino Unido mantengan una relación estrecha a pesar del Brexit.

En agosto el presidente francés François Hollande, la canciller alemana Angela Merkel y el jefe del gobierno italiano Mattteo Renzi se reunirán en una cumbre sobre el Brexit.

Para David Cameron, que batalló por la permanencia en la UE y perdió, comienza ahora una nueva vida.

Aunque ganó dos legislativas (en 2010 y 2015), sobrevivió al referéndum de independencia de Escocia y obtuvo varios éxitos económicos y sociales, como el matrimonio gay, probablemente la historia lo recuerde como el primer ministro del Brexit.

A su salida de Downing Street, Cameron dijo que había sido el “mayor honor” de su vida trabajar allí. “Mi único deseo es que este gran país que amo tanto siga siendo exitoso”, afirmó.

Rebelión en el partido laborista

Al mismo tiempo que el país se dota de un nuevo líder, la oposición laborista sigue en medio de una profunda crisis de liderazgo, otra más de las repercusiones del referéndum.

Confrontado a una rebelión interna, el jefe del partido Jeremy Corbyn logró el martes que el comité ejecutivo del partido le permitiera presentarse a unas nuevas elecciones.

Pero esta decisión “no resolverá los problemas del Laborismo”, considera el tabloide de izquierda Daily Mirror, que estima que “el veneno en las venas del partido es tan tóxico que nadie puede ver un final feliz”.

El lunes, la diputada Angela Eagle anunció oficialmente que se presentaría contra Corbyn para sucederlo y otro parlamentario, Owen Smith, se sumó el miércoles a la lista de rivales.