Estados Unidos aplicó este viernes un fuerte golpe al círculo cercano al presidente ruso Vladimir Putin, al sancionar a 38 personas y entidades acusadas de participar en “ataques” contra “las democracias occidentales”.

Entre los sancionados, figuran siete “oligarcas” cercanos al Kremlin así como 17 “altos responsables de gobierno”, anunciaron funcionarios de la administración de Donald Trump.

El magnate del aluminio Oleg Deripaska, a quien se describe como operador del gobierno ruso, así como Alexei Miller, director del gigante energético estatal Gazprom, figuran entre los sancionados.

Entre los funcionarios afectados, aparecen el jefe del segundo banco ruso, el estatal VTB, Andrei Kostin; el ministro del Interior, Vladimir Kolokoltsev; Viktor Zolotov, jefe de la Guardia Nacional, y el secretario general del Consejo de Seguridad, Nikolaï Patrouchev.

Entre las entidades sancionadas destaca la firma estatal Rosoboroneksport, responsable por la exportación de armamento y que según el Departamento estadounidense de Comercio tiene “lazos con el gobierno de Siria”.

Castigo por “subvertir” a Occidente

“Estados Unidos toma estas medidas en respuesta a una serie de actitudes vergonzosas y actividades nefastas del gobierno ruso que se suceden en el mundo”, declaró un alto funcionario del gobierno de Trump a los periodistas.

Citó entre ellas “la ocupación de Crimea, la incitación a la violencia en el este de Ucrania, el apoyo al régimen de Bashar al Asad en Siria” y “las ciberactividades mal intencionadas”.

“Pero sobre todo, es una respuesta a los continuos ataques de Rusia para subvertir las democracias occidentales”, agregó.

Estas sanciones se apoyan en legislación aprobada por el Congreso como represalia a Rusia por su alegada interferencia en las elecciones presidenciales de 2016, así como su intervención en Ucrania.

Sin embargo, los anuncios de este viernes se aceleraron ante la presunta participación de Rusia en el intento de asesinato a un ex doble agente ruso en Reino Unido, en el que se utilizó un agente neurotóxico.

El gobierno de Trump, sin embargo, cuestiona ásperamente la supuesta injerencia de Moscú en las elecciones que lo condujeron a la Casa Blanca en 2016.

No obstante, las agencias estadounidense de inteligencia expresaron -con diverso grado de convicción- sobre la participación de piratas informáticos rusos en ciberataques.

Además, el Departamento de Justicia nombró un Fiscal Especial, Robert Mueller, para que encabece una enorme investigación para determinar si el comité de campaña de Trump actuó en colusión o coordinación con ciudadanos y entidades rusas durante la campaña electoral.

Retroceso en las relaciones

En este cuadro, las relaciones entre Washington y Moscú se deterioraron a su peor nivel desde la llamad Guerra Fría.

La semana pasada, Estados Unidos expulsó a 60 diplomáticos rusos de territorio estadounidense, alegando que eran en realidad espías, y además determinó el cierre del consulado ruso en Seattle.

La expulsión de diplomáticos fue una acción coordinada con una veintena de otros países, como represalia a la presunta participación rusa en el ataque al exagente en Reino Unido, responsabilidad que Moscú niega con energía.

En respuesta, Rusia expulsó de su territorio a 60 diplomáticos estadounidenses y ordenó el cierre del consulado en San Petersburgo.

Durante un encuentro con periodistas en la Casa Blanca esta semana, el presidente estadounidense llegó a afirmar que “nadie ha sido más duro con Rusia que Donald Trump”.

Por el momento, apenas la firma Rosoboroneksport reaccionó al anuncio de sanciones con una nota que permite prever el tono general de las respuestas rusas.

“El hecho de que Rosoboroneksport haya sido incluida en la lista muestra el verdadero objetivo de estas sanciones. Se trata apenas de palabras ruidosas y excusas para remover a Rusia del mercado de armamentos”, afirmó la firma en una nota oficial.