El jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, admitió el viernes que los primeros manejos por parte del gobierno de Donald Trump de la información clasificada y los secretos de Estado no fue aceptable.

Kelly dijo a periodistas que “abrió los ojos” después de unirse a la Casa Blanca en julio del año pasado, por la forma en que la gente trataba los documentos y la cantidad de personas que tenían acceso a los secretos.

Tras describir un escenario compuesto por un personal neófito de individuos que desconocían cómo funciona Washington mientras aprendían a manejar la primera potencia mundial, Kelly dijo que tomó medidas para instaurar hábitos acordes con el Pentágono y el ejército, donde sirvió durante décadas.

“En términos del manejo de material clasificado”, la Casa Blanca “no estaba a la altura de los estándares a los que yo estaba acostumbrado”, dijo. Si bien no había “nada ilegal”, aclaró.

“La mayoría de la gente en la Casa Blanca nunca antes había trabajado en el gobierno”, explicó.

Kelly también admitió que sus preocupaciones iniciales provocaron nuevas medidas cuando notó que alrededor de 35-40 empleados de la Casa Blanca tenían autorización secreta y no la necesitaban.

Ese nivel máximo de autorización se usa para los secretos más guardados de la nación.

Eso le llevó a preguntar “de las personas que están aquí, ¿cuál es el porcentaje que todavía están con autorizaciones interinas?”. La respuesta era “muchas”. “Más personas de las que me sentía cómodo”, agregó.